Y siguiendo con la furrada… y con el riesgo de ser acusado de ser un furro encubierto… “Salaryman” le dicen los japoneses. Empleado. Oficinista. Hay muchas otras formas de llamarlo y en un país tan competitivo como Japón, la idea de entrar en una empresa de joven, y luego pasarse las siguientes cuatro décadas matándose en lo mismo, para acceder a una jubilación tranquila es para muchos lo que más esperan, cuando no, lo único que les queda. Así de duro, así de simple. Pero aquí en “African Office Worker”, basado en el manga del mismo nombre de Gamu, la cosa es bastante literal en lo de trabajar a lo bestia. No se que ha pasado esta temporada de anime que todo se nos ha ido por las ramas entre isekais y cosas peludas furry… Originalmente uno de esos webcomics para smartphones en donde todo se lee para abajo (la señora Souma consume de esos por montones) este manguita ya tuvo su app (que hace exactamente lo mismo) y su animación en línea y cuatro recopilaciones decentemente impresas en papel. Y todo desde 2014, así que no es poco lo hecho. Ahora bien ¿de que va la cosa? pues de las vicisitudes de un hombre de edad madura, enquistado en una organización en un mando medio y de sus dos amigos con los que suele pasar el tiempo. Pero no es exactamente un hombre, si no un muy amable león, de trato cordial pero un tanto amenazante apariencia. Y sus aventuras serán aquellos detalles de todos los días en el trabajo, con respecto al trabajo o a lo que se cuentan los amigos. La pausa del café o la cerveza fría antes de ir a casa. Y digamos que como representación de lo que es un salaryman japonés está muy bien, y su humor sin ser excepcional te permite verla sin sentir que estas perdiendo el tiempo con ella. Osea que tiene su encanto. Y comparado a todas las pelotudeces que a veces nos soban en la cara, yo me quedo con este Simba con sobrepeso y en “terno”.
Todos formamos “manchitas” en el trabajo. Gente con la que aprendes a llevarte bien… porque no hay de otra, ya que pasas más tiempo con ellos que en casa con tu familia. Tanto que se vuelven tu verdadera familia un buen día. En esta empresa una manchita son Leon-senpai (jefe de la sección), Tokage-kun (un preocupado y eficiente lagarto) y el completamente impresentable Ohashi (un tucán, cuyo nombre también es un juego de palabras: “ohashi” hace referencia a los palitos de comer japoneses). Los tres suelen pasar el rato juntos e intercambiar información de sus días… y en general aguantar a Tucán, que entre lo joven y atolondrado no sabe nada de nada de lo que va a significar su vida en el mundo de los asalariados. Él por lo pronto solo quiere divertirse. Leon-senpai ya está en un punto en donde solo tiene que seguir viviendo pues no aspira a más promociones ni responsabilidades; solo quiere seguir trabajando y ver crecer a su familia. Y Lagarto está pensando como hacer carrera allí, para estabilizarse. Solo los días que pasan en la chamba, entre problemas, chismes, encargos raros de los jefes y una pausa para cuchichear.
[…] y pienso seguir viéndola a menos que se desinfle como lamentablemente me pasó con el anime de la taruka…