Para no andar en rodeos e ir ganando tiempo allá en los lejanos 60s e inicios de los 70s el porno se exhibía abiertamente en los cines juntos a las películas familiares, las de terror, las animadas y todo lo demás. Solo un género más rigurosamente regulado. Como la película porno Bambi Does Dallas, de la que ya hablamos aquí en el blog. El nacimiento del «home video» y la aparición del más barato VHS (frete al Betamax) que además soportaba cuatro horas de metraje mientras el Beta solo dos, hizo que el porno, que ya empezaba a ser mal visto en los cines por los consumidores se mudara rápidamente a este nuevo formato de entretenimiento en donde nadie tenía que decirles nada y todo dependía de quien quisiera ver la cinta comprándola o rentándola. En un tiempo en que rentar un video era rentable y normal, y estas cintas cumplían normativas relacionadas a lo que mostraban sus carátulas o si mostraban demasiado eran censuradas y metidas en una bolsa opaca. Y ahí se quedó el porno, en ese nicho, que tenía su lado, digamos, «íntimo y solitario». Por otros lares, la computación también hacia sus pininos y con ella los avances de o que luego conoceríamos como diseño gráfico: todo muy naif y simplón, que era para lo que alcanzaba el momento, mezclando la tecnología nueva con los procesos de fotomontaje habituales. Así que eventualmente mientras no solo el porno empezaba a campear fuerte en el rubro del home video, llegó la hora de preparar las famosas carátulas que iban en el estuche, en el que iba la película y que el video-rent nunca te prestaban. Te daban uno genérico y sin ninguna carátula. Pero como puedes hacer para presentar un bonito diseño con un tema como las porno, que además venían con unos títulos de lo más rocambolescos, y que encima de todo habían agarrado ya la manía de hacer versiones porno de película populares. Manía que tienen hasta ahora y que es todo un sub genéro, incluso muy celebrado, llegando incluso a casos en que la gente considera a la versión porno mejor que su equivalente original, como ocurrió en la comparación del live-action y el JAV (Japanese Adulto Video) de la adaptación del manga Sono Bisque Doll wa Koi o Suru (My Dress-up Draling), en la que los japoneses terminaron prefiriendo el JAV que el live action oficial solo porque éste era bastante mojigato y habían adaptado muy mal algunas de las escenas «calientes» que incluso el anime no había tenido problemas en presentar, mientras que el JAV las había hecho calcadas, con su «agregado más», obviamente.
A veces tontorronas, a veces elaboradas (o por lo menos lo intentaron…. bueno, uno uno sabe que intentaron) estas carátulas son fieles retratos de su tiempo y de sus intentos de adaptarse a través del tiempo, de una industria que siempre ha sido señalada y vilipendiada por dedicarse a explotar el sexo. De convertir el sexo en un negocio. Y aun estos días podemos ver como son estas carátulas, lo que intentan, lo que logran y lo que querían lograr, ya con lo más avanzado de softwares para diseño gráfico y retoque fotográfico. Por cierto, esta edición de «Pirates 2: Stagnetti´s Revenge» cuya carátula está aquí abajo viene con cuatro discos, uno de los cales es la película pero sin las escenas de sexo, porque resulta que es una película interesante de ver como película y con muchos efectos especiales y todo eso. Cosas que pasan e el barrio fino.
Así que no tanto para reírnos, bueno si, algo de risas habrá, sino más bien para viajar al pasado y ver como era la cumbiamba en esos entonces, adentrémonos en esta «selecta» lista de carátulas de películas porno de los 70s y 80s (y quizá alguna noventera, ya más madura) para ser testigos de aquellos días, que para variar eran más sencillos que estos días. Y alegrémonos que ahora todo está en el internet y lo puedes ver directamente en tu teléfono (usando audífonos, obvio) y uno no tiene que andar con semejante ladrillo en la mochila.
A mi unas semanas me llaman facho de derecha, DBA y troll... otras semanas me dicen progre, woke... y troll....…