Esta es otra de esas series que en su momento quise ver, llamada mi atención principalmente por el diseño del arma que se usa en ella, la Dominator, y que por una y otra cosa, nunca pude ver. Grave error. Hasta que con alegría descubrí que Netflix la subió en su totalidad, incluida su película, a su programación. Así que no he tardado mucho en hacerme un espacio y organizarme una maratón y verme los 33 episodios de un solo tirón, quedando más que satisfecho en el proceso. Es una serie interesante, especialmente cuando termina de explicarse a si misma y deja su historia discurrir; que nos presenta inquietantes ideas de como podría ser la humanidad en un futuro cercano. Muy cercano. En este punto, pongamos algunos puntos sobre las ies: esta historia nació como tal, una serie de TV y de ella se crearon luego dos mangas, una novela ligera y dos películas. Y como ya dije estamos ante una muy sólida historia de ciencia ficción, con algunos matices gore y bastante diálogo para reflexionar. Sin duda no es apta para todo público pues puede parecernos “densa”, pero una vez explicado todo lo que se podría explicar se deja ver y nos clavara en la cabeza algunas ideas que merecerán darles más de una vuelta.
En un futuro cercano, Japón se ha aislado del resto del mundo y se ha vuelto completamente autosuficiente gracias a fantásticos adelantos tecnológicos (como la creación de una sustancia alimenticia estándar, que sirve para reproducir cualquier tipo de alimento). Pero uno de estos adelantos es el más increíble a la vez que controversial: gracias a cámaras y escáneres móviles que recorren la ciudad, es posible medir el estado mental de las personas, su “coeficiente de criminalidad”, asignarles un “color” y un “valor” y gracias a esa información poder detener a una persona que está a punto de cometer un delito, mucho antes de que lo cometa. Este valor es llamado Psycho-Pass y es importante para los ciudadanos el mantenerlo lo más bajo y claro posible. Además que el psycho-pass también sirve para que a una persona le sea asignado el tipo de trabajo que desarrollará y que esté más acorde con sus habilidades y le imponga la menor cantidad de stress para no verse afectado en sus valores y tenga una vida satisfactoria y tranquila. Altamente restrictivo y manejado por un sistema llamado Sybil, Japón tiene ahora un índice de criminalidad que roza el cero… entre otras cosas por la manera que actúa la policía en función del psycho-pass. Ellos portan un arma, una pistola de rayos, llamada Dominator, la cual se conecta directamente a Sybil y establece el tipo de letalidad que tiene que ser aplicada. La Dominator escanea a una persona, establece su psycho-pass y de acuerdo a eso puede ir desde un disparo que atonte al criminal hasta uno que lo mate haciéndolo estallar. No hay más justicia que la de Sybil, y es una justicia sumaria. Pero claro, el disparo letal solo puede ser autorizado por Sybil y la Dominator no puede dispararle, con ninguna potencia, a un ciudadano que no tenga el psycho-pass turbio. Pese a esto, y con cierto rechazo que origina en los ciudadanos de los estratos más bajo de la sociedad, siempre terminan por aparecer casos criminales excepcionales. Delitos que no se pudieron prevenir a tiempo y criminales completamente fuera del sistema. Y tras ellos irán, armados con sus Dominators, estas unidades policiales extremas en las que se mezclan un Inspector Policial y su Ejecutor encargado, un criminal que no fue eliminado por el sistema, debido a habilidades especiales que los hacen preferibles para combatir el crimen, ya que “entienden” a su manera la mente criminal. La serie sigue a una de las unidades de la División de la Oficina de Seguridad Pública e Investigación Criminal y nos contará las historias de sus miembros y de como uno de ellos pasó de ser un brillante inspector a uno de los mejores ejecutores; al mismo tiempo que una nueva recluta llega a la unidad, una que tiene un psycho-pass imperturbable, pesé a todos los horrores que tendrá que ver, las decisiones escabrosas que tendrá que tomar y a una personalidad, tranquila, tímida y un poco despistada.
[…] y pienso seguir viéndola a menos que se desinfle como lamentablemente me pasó con el anime de la taruka…