Conocida en China como “Killer 7” tenemos aquí una serie que nos ha sorprendido muy gratamente cuando tonteando en Netflix, y sobreviviendo a otra de sus desafortunadas reseñas, nos animamos a darle una ojeada. Si has visto, conoces, sigues, el trabajo del director chino Stephen Chow (Shaolin Soccer, KungFuTion entre otras) esta serie te va a encantar, y aquí va una recomendación: no la vayan a ver doblada. El chino, la forma en que se pronuncia, sus inflexiones, son parte crucial de este «wuxia», así que aunque no se si está disponible con otro audio, háganse un favor y no cometan el error de verla así, que en serio se pierde un montón de su dinámica. Son cinco temporadas las disponibles en Netflix (40 episodios + 4 OVAs), con episodios de solo 15 minutos, que realmente se pasan en un chasquido. Y ahora comentemos un poco de lo que en China se conoce como Wuxia: en sencillo se denomina así al género (literario, cómics, cine, TV, incluso hasta teatro y ópera) que nos presentan “artes marciales” de la China ancestral. Este tipo de historias es muy popular en China y de hecho muy específica y también muy antigua. Incluso tiene sus propias premisas que van más allá de mostrar combates con artes marciales. La traducción de la palabra wuxia, que así rápidamente es “Héroe de Artes Marciales”, donde “xia” que hemos traducido como héroe, hace más bien referencia a un espadachín, o caballero, aun cuando el héroe en cuestión tenga o no una espada (en ese sentido lo podemos equipar a los samuráis japoneses, los cuales siguen el honorable “camino del bushido”) ya nos va diciendo de que va estrictamente una historia para ser definida como un wuxia: los héroes wuxia generalmente no sirven a un señor, ni tienen poder militar o pertenecen a la clase aristocrática. Son héroes del pueblo y solitarios. Su origen, de hecho, es entre las clases sociales más bajas de la antigua sociedad china. Están regidos por un estricto código de justicia y honor, el cual los fuerza a no ser indiferentes ante los errores de la sociedad o las injusticias, luchando contra los opresores e impartiendo justicia, corrigiendo lo que haya que corregir, basados en su código. Y de eso va esta historia en la cual muy bien elaboradas coreografías de combate al “estilo chino”, se mezclan adecuadamente con ese especial sentido del humor chino, entre bufonesco y lleno de chulería, con sus gotitas de “incomprensibles” supuestos que a nadie parece molestar (como perros que hablan). Sin duda altamente recomendable para pasar el rato. Por cierto… ya que estamos y alguien me preguntó… así como en Japón existen el manga (cómic, historietas) y el anime (animación, dibujos animados), como tales; cruzando el charco y ya en el continente, en China son conocidos como “manwa” y “donghua”, respectivamente, nombres que también se usan en Corea del Sur. Agregamos también el hecho que buena parte del anime japonés se hace en China o Corea, por un tema de costos, y hablando de lo que se conoce como «animación de soporte» (planos generales, desplazamientos constantes de los personajes, cuadros estáticos, etc) mientras que lo más detallado y complejo si lo hacen en el propio Japón.
Seven es un joven que ha perdido la memoria. Vive en la Isla Pollo junto a Daibo, quien es algo así como su manager. Especialmente cuando se les ocurre que Seven podría convertirse en asesino, usando su técnica de control de tijeras mediante su ki, que por el momento solo le ha servido para ser peluquero. Así que ante la necesidad, Seven termina aceptando intentar el nuevo negocio y Daibo le busca trabajos. Los cuales, valgan verdades terminan en desastre, nada de dinero y ninguna muerte, cuando Seven se hace una idea propia de lo que es lo correcto en su contrato y termina haciendo precisamente lo que cree que está bien y no aquello para lo que lo han contratado. La cosa se complica bastante cuando aparece en la Isla Pollo, una hermosa asesina llamada 13, quien viene a acabar con todos los guerreros poderosos de la isla para que su clan se adueñe de ella, y que claro, hace perder la cabeza a Seven quien no se toma demasiado en serio, o quizás no es capaz de comprender del todo, que 13 ha venido a matarlo. Y del lado de 13, lo que ella pensó sería un trabajo extremadamente simple se convierte en una amarga sorpresa: Seven es muy poderoso y hábil, casi como tonto es, y su habilidad como asesina apenas puede compararse a la de él, pese a la apariencia que tiene lo que la leva a preguntarse quién es él realmente y que hace ahí en realidad. Y la cosa sube a mayores cuando Seven consigue quitarle la máscara y verle el rostro, lo que humilla a 13 haciendo que quiera matarlo más aún, pero al mismo tiempo, viendo desde lejos como se comporta y los líos en los que se mete al hacer lo correcto, le hace nacer un curioso sentimiento en ella, que no es compatible con las enseñanzas que recibió para ser una de las mejores asesinas del mundo.
[…] y pienso seguir viéndola a menos que se desinfle como lamentablemente me pasó con el anime de la taruka…