Primero, la mala noticia. Luego de una primera temporada esta serie fue cancelada. Así es. Pese a que consiguió llamar la atención y generar su base de fans, a estar basada en un buen cómic (obra de Brian Ralph), vamos a tener más de la basura de siempre y no más de este curioso sancochado porque parece que no creció lo suficientemente rápido para Netflix, quien fue el que pagó su producción. Y es que en Daybreak la cosa va de friki todo el tiempo y puede que eso haya sido difícil para algunos (hasta que ves “Esta Mierda me Supera”, pero de eso hablamos luego). Tenemos aquí el típico apocalipsis por gran bombardeo mundial, en el cual solo los adolescentes y niños han sobrevivido. Mientras que los adultos se han convertido en descerebrados (ojo, están “vivos”, no son zombies) que andan por ahí repitiendo la última frase que tenían en el cerebro antes de que las bombas (armas claramente biológicas) estallaran y todo se convirtiera en un caos. Y como están vivos necesitan alimentarse, y como no tienen mucho cerebro, se alimentan a la antigua usanza: devorando personas, en este caso a los chiquillos, que a su manera han reorganizado el mundo. O como diría mi abuelo, lo malo de la juventud es que está en manos de los jóvenes. Con claros brochazos de crítica a nuestro modo de vida y lo endeble que es si le pasara algo como esto (er… o una pandemia, ya puestos) Daybreak explora las lógicas circunstancias de un evento de esta magnitud y el constructo social resultante. En el que conceptos que solían ser considerados frívolos, como ser porrista, se convierten en el requisito indispensable para vivir, si es que consigues unirte a un grupo de porristas que han conseguido un refugio seguro, algunas armas para defenderlo y perdieron en el proceso las reglas de la sociedad previas. Si, esas que llamamos moral y no dispararle al prójimo y las han reemplazado por sus propias y muy porristas versiones. La serie, rompiendo incluso la cuarta pared, funcionaba bien la mayor parte del tiempo, pero como dije Netflix hace tarugadas de vez en cuando, y cancelarla es sin duda una de esas. Sin embargo la primera temporada se puede ver tranquilamente y su episodio final puede asimilarse como un final. Incluso un buen final. Si es que no nos ponemos a pensar demasiado en todas las probabilidades y subtramas inconclusas que quedaron así, truncas.
Josh Wheeler es el típico “nuevo” en la ciudad. Y en el colegio, que es peor. Encima no es precisamente una eminencia en eso de ser popular por lo que el director del colegio le asigna a su alumna modelo, “Sam” Dean, para que lo acompañe y le enseñe a Josh todo lo que tenga que saber, para más o menos sobrevivir a esa tragedia por entregas llamada adolescencia. Pero Josh es un buen tipo y no pasa mucho tiempo para que él y Sam sientan algo el uno por el otro y terminen siendo pareja. Pero Josh también es medio bruto (de mecho muy bruto) y termina “separándose” de Sam en el peor momento. Esa noche cae en la ciudad de Glendale, California, una de las muchas bombas nucleares que parecen que han caído por todo el planeta en una guerra nuclear que debe haber durado horas; las cuales diezman a la población del mundo y obviamente de Glendale. Y los que quedaron vivos o son adolescentes o son adultos devoradores de adolescentes. Uno de los sobrevivientes es Josh, que por extraño que parezca se adapta rápido y bien a las nuevas circunstancias de su entorno, manteniéndose bien provisto de alimentos y en un sitio seguro. Pero el alma le carcome, quiere encontrar a Sam y traerla consigo, porque aunque no tiene ninguna prueba siente que ella está viva. Pero para esto tendrá que lidiar con las tribus de jóvenes que ahora gobiernan la ciudad y con el Barón Triumph, un extraño sujeto, con máscara y casco, y montado en una gran moto, que caza jóvenes para alimentarse de ellos, pero sin la habitual furia desenfrenada de los adultos. En medio de este apocalipsis, Josh conseguirá aliados. amigos no solicitados y aprenderá muchas cosas de la naturaleza humana, especialmente lo relacionado a tener poder y control sobre los demás. Y lo molesto que puede ser que la gente crea que eres su líder.
Pingback: The Last Kids on Earth (serie de TV, 2020): BFF hasta en el apocalipsis - El Blog de Shigure