Son actos como estos los que nos llevan a preguntarnos acerca de la inteligencia, los sentimientos y muy particularmente lo que entendemos con respecto a eso y a los animales. Mi amigo IAQ, a.k.a. “Big Boss”, me lanza este video que se convierte en el post gatuno de este fin de semana (llegando tarde, para variar, pero no directamente por mi culpa) con una historia muy especial, la de un gato de una persona sorda, que aprendió a expresar con una seña una necesidad muy específica: «dame comida, tengo hambre». Pero resulta que la cosa no se queda ahí sino que tiene un sorprendente nivel adicional. Este gato no solo sabe que su amo es sordo, sino lo que eso significa, por lo cual no le maúlla. Así es. Por un lado deben saber que los gatos maúllan para los humanos y no para otros gatos. El sonido que reconocemos como «miau» es específicamente para comunicación gato-humano y para todo lo que es gato-gato hay montones de sonidos distintos y ninguno es maullido. Si se toman un rato de atención adicional con sus propios gatos se darán cuenta que es verdad (y yo lo leí en una revista de gatos hace unos años), por lo que esté michín del video ha conseguido hilvanar un largo proceso de ideas asociadas y sobre su análisis (y me imagino que con ayuda de su dueño) establecer una conducta comunicativa no gatuna habitual para conseguir el objetivo de ser alimentado. Explicado así suena sorprendente. Vean el video y quédense con la boca abierta ante el gesto tan específico que el gato eligió.
Uhm.... es que Pedro Páramo, al margen del resultado del live action o de la obra, es literatura latinoamericana que…