De la misma mente retorcida que nos trajo GANTZ tenemos esta nueva aventura cyberpunk, muy mala leche y de moral relajada. Osea, la combinación que hizo a Gantz tan popular, en una historia que se le parece un tanto, pero no lo suficiente como para no querer echarle una mirada. Por un lado tenemos acción y los típicos mechas de Hiroya Oku y por el otro lado las reflexiones acerca del valor de la vida humana, al mismo tiempo que esa vida es tomada casi con displicencia a un montón de inocentes. Por ello hay que decir que esta serie, esta historia, no es apta para todos los públicos, ya que tiene bien marcada su vena gore y la sangre le sale sobrando. Así como mucha crueldad y maltrato sicológico. Y sin embargo es bastante recomendable no solo para los fans de Gantz, sino también para los que nos gusta este género de la ciencia ficción. Pero repito, hay bastantes muertes en esta historia y adicionalmente su personaje principal, su héroe, es “poco convencional” (no se ve mucho a personajes como él en los protagónicos). En otras noticias, fuera de esta serie de anime de 11 episodios y un manga de 10 volúmenes el 2018 se estrenó una película live-action. ( Y a todo esto… sigo molesto por la manera en que acabó Gantz, que lo sepas Hiroya Oku…)
Ichiro Inuyashiki es un hombre de 58 años, salary-man, oficinista con una vida bastante rutinaria y aburrida. Todos los días la misma rutina durante las últimas décadas aunada a un carácter reservado y tímido, lo han llevado a ser un hombre anciano de actitud callada y reservada. Y su familia no ayuda, pues aunque es claro que Ichiro se preocupa mucho por ellos y pretende darles lo mejor posible, también es claro que su familia prácticamente le desprecia. Y no le presta mayor atención que no sea criticarlo o pasar de él. Un día cualquiera y tras conseguir mudar a su familia a una casa un poco mejor, Ichiro descubre tras un chequeo médico que tiene cáncer terminal (le dan tres meses como máximo) y que por tanto sería mejor que empiece a arreglar sus cosas porque no hay nada que se pueda hacer. Desesperado, Ichiro quiere hablar con su familia pero ellos pasan de él sin ni siquiera escucharlo y el único ser vivo que parece interesarse en sus problemas es un perro de raza akita que recogió de la calle. Sufriendo por su cruel destino, mientras está sentado en los jardines de un parque… ocurre algo trágico y sorprendente: una nave espacial aparece momentáneamente y al aterrizar aplasta a Ichiro, matándolo… al menos por un rato. A la mañana siguiente, Ichiro siente que algo ha cambiado en él de una manera muy profunda y se pregunta que sigue a continuación con lo que le queda de vida.
[…] ¿Y esto a que viene? pues es simple, como ya habíamos comentado, se ha lanzado el live-action de Sono…