Araburu Kisetsu no Otome-domo yo (serie de TV, 2019): todo lo que los japoneses querían saber del sexo, y siguen sin tener a quien preguntarle

Uno a veces piensa: “felizmente que esto del anime y el manga son solo ficción, porque las relaciones afectivas japonesas (o su interés en el sexo) llegan a ser como las representan aquí… y no habría más japoneses…” ¿Por que no son así como las pintan, no? Bueno, la verdad es que la reconocida por la propia UNESCO como la juventud más tranquila y seria del planeta, y también con una de las incidencias de suicidios relacionadas al fracaso escolar más alta, es al fin y al cabo como son, siempre han sido así y me supongo que no debería importarnos tanto. Sin embargo cuando uno se acerca a historias como “¡Oh, doncellas en su temporada salvaje!” uno no puede menos que hacerse preguntas curiosas. Muchas preguntas, y muy curiosas. Basada en el manga homónimo escrito por Mari Okada e ilustrado por Nao Emoto tenemos aquí otra típica historia colegial que aborda un tema que no es tan típico en estas historias: el despertar sexual y romántico, pero visto desde la curiosidad (y la ebullición hormonal) de un grupete de muchachas que van a pasar por muchas experiencias nuevas en la medida que van dejando de ser niñas y dan pequeños pasos a convertirse en mujeres. Y que mejor excusa que uno de los famosos “clubes extra curriculares amablemente obligatorios” de los colegios japoneses. Un club de literatura que tiene como principal misión encerrarse a leer literatura erótica. Cinco muchachas muy diferentes, con motivaciones y vidas muy dispares, que juntas van a caminar el pedregoso camino del enamoramiento y su lado más “aterrador”: la primera experiencia sexual.

Niina Sugawara es hermosa y madura; Hitoha Hongo es todo un misterio; Rika Sonezaki es la típica delegada de clase; Momoko Sudo es la amiga que siempre está ahí cuando la necesitas y Kazusa Onodera… Kazusa es una buena chica. Y las cinco forman el club de literatura de su escuela y últimamente se han salido de la línea del plan de lectura de la currícula escolar para dedicarse a temas más… uhm… como decirlo… “intensos e íntimos”. Y su contacto literario con situaciones para las cuales no tienen ningún tipo de referencia o experiencia está desarrollando en ellas un nuevo tipo de “madurez” y toda una larga lista de emociones y sentimientos nuevo. La primavera de la adolescencia ha llegado a ellas y el gran paso está por ocurrir. Les guste o no. Hasta que un día al terminar sus lecturas se plantean una pregunta interesante: “¿Qué quieren hacer sea como sea antes de morir?”. Y una de ellas es muy clara al responder: “quiero tener sexo”. Y tras esa respuesta el mundo no volverá a ser el mismo lugar para ellas, ni sus intereses tampoco. Pero eso si… de sexo nada, que a su edad es una experiencia MUY aterradora. Inquietante, atractiva pero aterradora.

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