Azuki-chan wa asobitai! (serie de TV, 2020): “increíblemente grandes” problemas

La primera cosa que nos vamos a preguntar va a ser nuestro primer problema de hoy: ¿qué cuernos significa SUGOI DEKAI? Bueno, en un sentido simple “sugoi” es una expresión de admiración un poco coloquial (esto quiere decir que no la usaría una “persona culta”) es decir que su traducción va, en español “limeño”, desde el popular “chévere, bacán” hasta el “increíble, asombroso” y todo dependerá del contexto en que se use o quien la use. Por ejemplo, para un adolescente sería “bacán”, pero para un adulto es “increíble”. Y “dekai” es simplemente “grande”. Y así, comenzamos la segunda parte de los problemas, anunciando que la prota de este anime tiene un polo, su polo favorito, que dice literalmente INCREIBLEMENTE GRANDES, haciendo referencia “velada” al hecho que Azuki podrá ser bajita, pero tiene un pecho enorme (los dos pechos enormes… me sonrojo todo al hablar de estos temas… y es que en el fondo… muy en el fondo… soy un perro negro bueno e inocente). Como enormes son también sus ganas de torturar a su senpai. ¡Uzaki-chan quiere jugar! es un manga muy popular escrito e ilustrado por Take. Y su origen es curioso (si, ya se que estoy saltando hablar del otro problema, pero hagamos esta parte primero por el “contexto”): tenemos aquí un manga corto que se publicaba originalmente en tuiter, una red social que es muy pero muy popular en Japón. Luego de su éxito en tuiter, la historia pasó a redes sociales un tanto más especializadas como Niconico Seiga (propia de allá y muy popular solo allá) y eventualmente acumuló tanto material, como fans, que fue lanzado impreso y va en doce volúmenes recopilatorios. E incluso tiene algo que amenaza con ponerse de moda: un manga con audio. Y es por eso, por su gran presencia en redes, que es donde se está llevando acabo el segundo problema. Para decirlo en corto: muchos tuiteros “opinan” que Uzaki no es una representación fidedigna de una persona real, osea que una chica bajita de 19 años de amplio busto no existe ni existirá; y que lo que es en realidad es una niña con pechos grandes que te la quieren hacer pasar por adulta, pero que en realidad si te gusta te convierte en un monstruo depredador pedófilo e incel. Y esa es la versión corta del problema. El problema es que es el tuiter, y el tuiter es una chacra en la que al que levanta la cabeza es probable que le caiga una piedra, por lo que en los últimos días se está viendo y leyendo de todo, y de las menos, son las opiniones alturadas. Ya el año pasado hubo un lío “parecido pero diferente” con Azuki, cuando se la usó para promocionar un producto y se le redujo el tamaño de los pechos adrede en esa campaña publicitaria. El resultado fue un virulento ataque por parte del fandom y todas las quejas en todos los colores que se puedan imaginar. Y ahora la cosa está igual. Será porque yo tuve en la universidad una amiga muy parecida a Azuki, que a mi no se me cuadra esto en la cabeza. Así que hay va… la historia de una chica de 20 años, obsesionada con molestar a su senpai, en un contexto universitario, a la que muchos ven como una colegiala de cinco años a la que un enfermo le puso unas tetas grandes. No entiendo. Y no entiendo porque tras décadas de estética de anime y manga, en la que la edad estimada se disuelve en el preciosismo del diseño, o en las ideas de “kawaii”, “loli”, “bishoujo” y “moe”, haya quienes se enreden con eso. Porque claro, no es la primera vez que vemos algo así, ni será la última. Ah, lo olvidaba… excepto que te desagraden las personalidades extremadamente chirriantes y consideres una amenaza a tu integridad emocional tener un “moscardón” mañana, tarde y… no… noche no… a tu lado, entonces puede que consigas echarte unas risas con esta historia. Que al final es para entretenerse, no para interpretar la vida y solucionar los problemas de la sociedad. Ahora bien, muy recientemente las parejas protagonistas de RomCom (ROMantic COMedy) como estas han empezado a tener finales completos en su trama, es decir, que consiguen empezar relaciones, ser felices junto, e incluso tener intimidad sexual. Cosa que parece satisfacer al Ministerio de Salud japonés que viene buscando manera de impulsar a los jóvenes japoneses a precisamente eso: tener y formar relaciones sanas que puedan llevar incluso a un matrimonio y una familia con hijos. Especialmente con hijos, siendo que Japón es uno de esos países que decrecen cada año, osea que mueren más personas de las que nacen. En esa línea en la actualidad el manga de Uzaki tiene a la parejita junta y feliz, y teniendo intimidad sexual de lo más tranquilos, como cualquier hijo de vecino… aunque el manga ha entrado en hiatus indefinidamente, hasta donde avanzó ciertamente reabrió viejos rajes y todo volvió a ocurrir. Este anime por su arte acumuló dos temporadas (25 episodios) y no parece haber planes para que se haga más con la historia, pero bien vale a pena darle una oportunidad, aunque sea como algo que poner en la pantalla mientas te pones el pijama y te acuestas.

Shinichi Sakurai es un estudiante de segundo año de universidad, de aspecto reservado y mirada algo fría, lo que le ha válido la fama de ser “malvado” y por ello anda solo casi siempre. Y dado que su propia personalidad está en consonancia con su aspecto (excepto en lo de malvado), a Shinichi no le interesa mucho cambiar esa “impresión equivocada” de si, y es feliz a su manera con su paz. O era. Hana Uzaki, por su parte es una estudiante recién ingresada a la universidad, que conoce a Shinichi desde la preparatoria. En ese entonces Hana se sentía amedrentada por la apariencia de Shinichi hasta que descubrió que era solo eso, una apariencia, y que el verdadero Shinichi… su “senpai”… era muy distinto. Pero el año acabó, Shinichi egresó y Hana no lo vio durante un año hasta que por fin consiguió su objetivo: ingresar a la misma universidad que Shinichi. Porque Hana ama… mucho… pero mucho… fastidiar a Shinichi. Y sus personalidades son contrarias al extremo: allí donde “senpai” (ella siempre lo llama así) es reservado y tranquilo, la chiquipolilla… er… Hana es extrovertida y una verdadera fuerza de la naturaleza desatada. Y a pesar que Shinichi le dirá una y otra vez a Hana que se aleje de él, ella es completamente sorda a sus súplicas y no puede dejar atrás su necesidad de tener en incordio constante a su senpai. Aunque valgan verdades, algunas veces los dos se salen de sus papeles y se demuestran una fuerte amistad y preocupación por el otro… e incluso algunas briznas de algo más.

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