Dejemos un rato el cachondeo y conozcamos a Caso 63, una increíble historia que están tardando en escuchar. Si, escuchar.

¿Se han preguntado quien inventó la televisión? Osea, seguro saben quien inventó la radio, el teléfono, la imprenta… ¿pero de la tele, el DVD, la internet, el USB, la tecnología streaming que da pie a Netflix, la PC, el WiFi, los teléfonos celulares? lo más probable no sepamos casi nada de estos últimos, y varios más, pese a que su relevancia de estos ha sido igual de importante. Lo que pasa es que los grandes avances son ahora cada vez más cercanos y nos nos dejan acostumbrarnos a ellos. Un día aparecen y un par de meses después ya todos lo tienen o los quieren tener. Por ejemplo el tiempo entre la radio y el teléfono es “enorme” si lo comparamos el que hay entre la radio y la tele. Y todo esto tiene un colofón: estas tecnologías tenían cosas buenas en ellas que desaparecieron cuando el siguiente avance simplemente le pasó por encima y lo transfomó. Tal es el caso de la radio y la tele. Inicialmente cada caso tenía una forma de radio la cual tenía shows de todos tipos, incluso de magia en vivo, y de “variedades”. Además de música y noticias. Y tenían una cosa que casi no existe que se llamaba “radionovela”, que no era otra cosa que una novela narrada por episodios y que mantenía a la familia en vilo que la escuchaba puntualmente. Hasta que vino la tele y apachurró esto con su pantallita y la radio quedó convertida en una relatora de noticias y pasadora de música. Y así murió la fantástica radionovela. Hasta que décadas después, un servicio de streaming musical (si, Spotify) decidió crea un podcast y que este funcionara como una radionovela. Y que radionovela. Y que historia. No voy a ahondar mucho en detalles porque quiero que sean consumidos por esa historia de tres temporadas con diez episodios en cada una, de una duración de entre 10 y 15 minutos en promedio. Y que realmente tienen que oír, porque es una montaña rusa de emociones, giros de tuerca y ciencia ficción muy bien desarrollada, actuada impecablemente. Yo empecé a escucharla de curioso y tras un parpadeo (de unas cinco horas) la había terminado y necesitaba urgentemente que alguien me confirmara que harían una cuarta temporada. Y aquí estoy sentado cruzando los dedos e invitándolos a probar el sabor de una radionovela y disfrutar de esta historia.

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