¡El evento de lanzamiento de SUGOI #33 en el CC Arenales fue un éxito! (y hagamos un breve recorrido desde «cero» hasta estos días para que nadie nos quite lo bailado)

El Centro Comercial Arenales fue en algún momento el punto más chic de una Lima que hace décadas desapareció. O Más bien, era o se sentía como lo que hoy son los enormes malls que tomaron nuestra ciudad desde la inauguración del Jockey Plaza. Pero pasaron cosas… malos gobiernos… terrorismo… y los llamados po0los de desarrollo se movieron de sitio alejándose del centro de Lima y Arenales simplemente puso punto final a su época dorada. Las tiendas con ropa y zapatos exclusivos fueron cerrando y el centro comercial alguna empezó a su decadencia. Y está hubiera continuado hasta su cierre de no haber pasado un curioso suceso que nadie esperaba que pasara, al que los propietarios del CC se resistieron firmemente al principio y que fu, literalmente, «sin querer queriendo». Y tenía que ver con una revista loca que hablaba de dibujitos animados.

Como una década después de la gloria de Arenales, la ciudad crecía vivaz y en desorden. Muchos de los problemas de la década pasada habían sido solucionados lo suficiente como para convivir con ellos y una nueva generación de jóvenes buscaba como pasar el tiempo. Tener un hobbie. En ese momento aparece SUGOI y sus funciones domingueras en el colegio Champagnat de Miraflores y de inmediato llenó un nicho hambriento de lo que fue bautizado con su nombre real: los dibujitos animados chinos no eran chinos sino japoneses y se llamaban ANIME. Y así comenzaron los andares de SUGOI que muy pronto se enfrentó a su primer problema: la oficina de SUGOI no era una oficina, era la casa de la familia Antezana y estaba ubicada en el corazón de una zona residencial por lo que una cola de 50 chicos en la vereda esperando para comprar una revista o pagar su membresía para ir a la función ese mes, no hacia feliz a la Municipalidad. Así que se organizó una búsqueda de un local comercial, de preferencia dentro de un centro comercial por temas de seguridad en donde se pudiera atender a todos de manera ordenada. Y el elegido fue el CC Arenales al cual SUGOI llegó en agosto de 1998. Pero alto, eso no fue lo que convirtió al centro comercial en lo que es ahora.

Con la Librería SUGOI instalada en el quinto piso, las pocas tiendas activas en el resto de pisos miraban con curiosidad y una ceja levantada a estos extraños muchachos y su peculiar revista. Mientras tanto los padres de la congregación que administraba el auditorio del colegio Champagnat decidieron que ya estaba bueno y no volvieron a alquilarnos el local (igual mil gracias por todo, fue épico mientras duró). Así que de emergencia, nuevamente, nos pusimos en la búsqueda de un donde mover al Club SUGOI y sus más de tres mil socios. Y ante el apuro la solución práctica fueron las salas de cine que el cc Arenales alguna vez tuvo operativas. Ámbar y Jade se llamaban. Y allí nos mudamos muy apretados. Y lógicamente todo el negocio conexo al club se vino con nosotros. Durante las funciones en el Champagnat, y por una tarifa plana módica en los intermedios habían socios que vendían mercadería relacionada… cosas muy simples como fotostáticas a color de revistas japonesas, música en CD o polos estampados. El auditorio tenía un área amplia donde ponerse con una mesita y hacer algo de dinero pero cuando nos fuimos de ahí los estrechos pasadizos del CC no estaban preparados para eso ni la administración lo iba a permitir… y es ahí, justo en ese momento donde ocurre el «milagro»… con las tiendas cerradas desde hace mucho, el valor del alquiler se había caido al suelo, así que entre los chicos que vendían sus cosas consiguieron juntarse, alquilar una de esas pequeñas tiendas y atender ahí todos juntos apretados con sus cosas. Y la idea funcionó. Y creció. Y en muy poco tiempo las tiendas fueron volviendo a la vida al igual que el centro comercial. Algunos de los más osados optaron por alquilar tiendas medianas ellos solos y llenarse de material relacionado no tan amateur, cosas que se podían encontrar en el mercado central. Y los propietarios y la administración de Arenales, se horrorizaron: lo que se supone era un centro comercial para señoronas a la moda, se estaba llenando de adolescentes y jóvenes adultos que canturreaban en un idioma extraño y vestían ropa con estampados de personajes animados. Y les tomaría un buen tiempo entender que ese era su destino. Eso o la demolición probablemente para construir otro horrible edificio gris, como estaba en voga en ese momento. Años después ya nadie recuerda ese Arenales y todos saben que este Arenales es un centro comercial de corte juvenil para la movida friki limeña.

¿Y SUGOI? pues bien… eventualmente nosotros cerramos nuestras operaciones ahí y nos salimos del fandom por múltiples razones, pero ya el CC era una entidad autónoma viviendo con sus propias reglas, sin embargo Arenales sigue siendo un espacio natural para SUGOI. Y como tal el lanzamiento de las últimas revistas se ha estado realizando ahí, que es como digamos la casa de SUGOI. En esta oportunidad hubo música, charla, sorteos, buena onda y una ligera lluvia. Para una velada extensa en un centro comercial que ya está completamente adaptado a su nueva vida. Yo en lo personal disfruto que en estos tiempos ya nadie ,me reconozca y pueda caminar tranquilo por las tiendas haciendome el tonto y preguntando cosas. En los tiempos de la librería eso era imposible. Siempre se te acercaba un socio con alguna pregunta y había que atenderlo con toda la cordialidad posible… aun si la pregunta era quien mató a Kaji… ¡Ah, los viejos buenos tiempos!

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