«Flow» está a salvo en casa (un saGATO CATurday de agradecimiento)

Para Letonia Flow es una película especial, porque de un momento a otro este trabajo casi casi «casero» ha puesto el nombre del país en boca de todos y llevado a su industria cinematográfica a rozarse con lo más selecto y acicalado del cine mundial. Lo cierto es que es una película entrañable y muy bien llevada, que nos trae de vuelta al cine mudo (me temo que en uno de sus últimas apariciones) y que como dije aquí en el blog corrió en buen parte gracias a Blender, una software de animación de código abierto. Con el Globo de Oro en el bolsillo, la historia de este pequeño gato negro, que puede ponerte los pelos de punto con su gran manejo de la fragilidad del personaje, está muy voceada a llevarse una de las dos estatuillas a las que ha sido nominada: Mejor Película Animada (aquí debería ganar sin novedad) y Mejor Película Extranjera (aquí si la cosa es más peluda, compite con pesos pesados, tiene con qué presentar combate, pero veremos si le alcanza). Pero mientras esto ocurre, en Letonia, en la ciudad de Riga, su ciudad capital, el ahora miembro ilustre de la sociedad letona, ya tiene su propio monumento en agradecimiento por haber llevado al cine letón pro primera vez a los premios óscar.