Gatitos Explosivos (serie de TV, 2024): esas pequeñas bolas de pelo divinas (un #saGATO #CATurday hereje gatuno)

La cosa curiosa aquí es que esta serie animada gringa para público adulto está basada en un juego de cards (si, cards de verdad, para jugar en una mesa) con el mismo nombre, diseñado por Matthew Inman, de The Oatmeal en webcomic y Elan Lee. Lo cual demuestra que si le das la oportunidad a alguien, te puede convertir cualquier cosa en algo. Como dijimos en el pasado, cuando el anime empezó a dominar la escena de los «dibujos animados» con su alta calidad de animación y diseño, con tramas de fórmula hasta el hartazgo pero aun así efectivas, al cartoon no le quedó más que recular y tratar por el lado de las tramas estrafalarias, los personajes rocambolescos y las situaciones realmente extrañas para poder competir con todo ello. Era eso o no hacer más, porque no estaban a la altura de la calidad que presentaba el anime como paquete. La cosa es que funcionó…. digamos que a su manera… más o menos desde The Simpson hasta ahora. Hasta que llegó Arcane y volteó la tortilla de una manera criminal, pero de eso hablaremos otro día. Así que shows muy raros, de diseño muy frikis y animación apenas pasable se fueron acumulando en canales de cable como Cartoon Network o Nickelodeon (de pasadita que mataron por completos los bloques de dibujos animados de las teles nacionales, «señales de televisión local abierta», por todos lados). Pues bien, vamos a decir que esta serie con gatos pero que no es exactamente de gatos, forma parte de los más recientes remanentes de esa idea «revolucionaria». La cosa es… ¿funcionó? aquí si hay voy a hacer un alto y sugerir que cada quien se haga una idea y no se deje llevar por mi opinión. Ya la vi, debo admitir que me reí bastante en algunos puntos pero en general me pareció absurda, tonta y mal narrada. Cuando no simplona, aburrida y demasiado reiterativa. Si, ya se que es raro que algo no me guste absolutamente nada, pero algunas veces pasa. Incluso si es con gatos. Ni modo.

La trama es una flor: Godcat (Dios) es enviado a la Tierra en un claro complot de parte de la junta directiva del cielo para que se reconecte con los humanos y verifique que hicieron ellos con todo lo que les dio. La verdad es que Godcat lleva mucho rato en el cielo en una vida hedonista y auto complaciente y no está interesado en los humanos que creo. Ahora bien, si Godcat quiere volver a su sitio en el cielo tiene que esforzarse abajo y ayudar realmente a las personas y hacer que sean mejor… personas. Para eso se le asigna el vivir con una familia disfuncional humana. Muy disfuncional. Y para que sea más entretenido su forma sigue siendo de un gato peludo blanco parlante. Al principio Godcat se lo toma como una especie de broma (después de todo…. ¿el es Dios, no?) pero eventualmente descubre que no es broma y tiene que ponerse a ayudar a la familia. Que aunque se impresionan por lo que Godcat les cuenta (si, va y les cuenta todo) no se lo toman tan a la tremenda, después de todo, como dije, son muy disfuncionales. Del otro lado de la moneda, o diríamos, al otro lado del barrio en el Infierno, Devilcat, también conocida como Beelzebuu, o «la hija del jefe», pasa por un momento parecido: no es lo suficientemente malvada para destacar y hacer su trabajo, y sus castigos eternos para las almas pecadoras son demasiado básicos y risibles. Nuevamente una junta directiva, decide deshacerse del problema y se acuerda enviarla la Tierra a conocer humanos, humanos malos, a ver si así entiende la idea acerca de lo que es la maldad. Y deciden mandarla también forma de gato parlante, ya que no hace mucho escucharon que en el cielo lo habían hecho así. Y lo hacen con tan buena puntería que Devilcat termina viviendo literalmente en la casa de al lado de Godcat, con quien muy pronto se conocerán y empezaran el «apocalipsis»… si es que uno de los dos consigue entender de que va la cosa o si por lo menos los pequeños y débiles zarpasos con que se agreden pueden hacer que se les caiga algo de pelo. La tarea de Devilcat en este caso es vivir con Karen, una de esas vecinas locas obsesionadas con el chisme y acusar a todo el mundo y que en general clasifica como muy mala, por lo que Devilcat la admira…. pero no entiende como volverse así. Y así irán pasando sus días, entre aprendizaje, maldades, bondades y bolas de pelo. Y cierta tendencia a no estar intentando hacer nada serio por cambiar. (¿por qué será que de las cosas que no me gustan escribo «más y mejor»? Será como decía Anton Ego en Ratatouille: «prosperamos con las críticas negativas, divertidas de escribir y de leer,»)

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