
Ya que hemos estado hablando de películas viejas, clásicos a la luz del tiempo, nada mejor que me ponga a escribir acerca de esta película que fue absolutamente la primera película que vi en video. es decir, rentando una cinta. Para el caso fue una cinta de Betamax que venía en una caja de cartón, que le vino de regalo a uno de mis tíos cuando compró su máquina de Betamax. Formato que, por cierto, siempre fue de mayor calidad que el VHS, que se popularizó después simplemente porque los «piratas» podían ponerte dos películas en una sola cinta. Pero bueno, hablemos del pato y volvamos a la alocada década de 1980. Dirigida por Willard Huyck, esta cinta llegó a los cines en 1986, trayendo consigo una dosis de humor absurdo y encanto retro que aún hace sonreír a los fans. Huyck, conocido por colaborar con su amigo George Lucas en guiones como American Graffiti (1973) y Indiana Jones y el Templo de la Perdición (1984), se aventuró en esta peculiar comedia de ciencia ficción basada en el personaje creado por Steve Gerber para Marvel Comics en 1973. Howard, un pato antropomórfico de Duckworld, es una figura única en el universo Marvel, con un tono sarcástico y una vibra contracultural que lo distingue de los héroes tradicionales. En los cómics, este antihéroe emplumado ha cruzado caminos con personajes como Spider-Man, en aventuras urbanas llenas de humor, y ha compartido momentos con el Hombre Cosa, en historias más místicas y extrañas. También ha interactuado con los Defensores y, en ocasiones, con los Guardianes de la Galaxia, aportando su ingenio cínico a sus encuentros. La película, producida por Lucasfilm, capturó ese espíritu irreverente, aunque no sin controversia, ya que su mezcla de comedia, acción y efectos especiales de la época fue un riesgo audaz. Mirar atrás a Howard, el Pato es como abrir una cápsula del tiempo: los peinados, la música synth y los efectos prácticos nos transportan a una era donde el cine se atrevía a ser raro y maravilloso. Aunque no fue un éxito inmediato, con el tiempo se ha convertido en un culto clásico, adorado por su descaro y su corazón. ¿Quién no siente un cosquilleo nostálgico al recordar a este pato fumador de cigarros enfrentándose al mundo humano con su pico afilado y su actitud de “ya estoy harto”?
La historia de Howard, el Pato es tan disparatada como encantadora. Howard (interpretado por un traje animatrónico y la voz de Chip Zien) es un pato común y corriente en su planeta Duckworld (un mundo idéntico al nuestro, pero poblado por patos), hasta que un misterioso rayo lo transporta a la Tierra, específicamente a Cleveland, Ohio. Aquí, este pato de 27 años, amante del jazz y los puros, se topa con Beverly Switzler (Lea Thompson), una cantante de rock con un corazón de oro y un peinado que grita “¡ochentas!”. Beverly, líder de una banda punk-rock, se convierte en la aliada de Howard mientras él intenta adaptarse a un mundo donde los patos no son precisamente bienvenidos (en general son principalmente cocinados). Juntos, conocen a Phil Blumburtt (Tim Robbins), un asistente de laboratorio excéntrico y leal que aporta momentos de comedia pura con su entusiasmo desbordado. La trama da un giro cuando Howard descubre que su llegada a la Tierra está ligada a un experimento fallido que desata a los Dark Overlords, unas criaturas interdimensionales que amenazan con destruir el planeta. Con la ayuda del Dr. Walter Jenning (Jeffrey Jones), un científico poseído por una de estas entidades, Howard y sus amigos se lanzan a una misión para detener el caos. Entre persecuciones, efectos especiales de la vieja escuela y diálogos llenos de humor, la película mezcla romance, aventura y un toque de sátira. Ver a Howard blandiendo artes marciales y soltando frases ingeniosas mientras salva el día es un recordatorio de lo divertido que era el cine cuando se permitía ser extravagante. La química entre los personajes, especialmente la improbable conexión entre Howard y Beverly, añade un encanto nostálgico que hace que esta película, aunque imperfecta, siga siendo un tesoro para quienes crecieron con ella o la descubren hoy con una sonrisa. Como yo, obviamente.

Supongo que a veces simplemente hay que divertirse XD