Okja (película, 2017): somos lo que comemos o nos comemos lo que somos

Me habían hablado maravillas de esta película y leí sendas críticas de ella, que ahora se, se merecería mayor cobertura aun cuando me produce sentimientos encontrados en cuanto a lo que nos quiere contar, como lo cuenta y que mensaje tiene en su interior (yo, que francamente odio las películas con mensaje tanto como me cae mal Coelho y sus libros de auto ayuda). Lo cierto es que lo primero que quiero decir es que es una maravilla de película, digna de ser vista y pensada, pero aunque está calificada como apta para todos no me parece muy recomendable que la vean peques muy peques, especialmente su último tercio, que tiene detalles cruentos que van a necesitar explicación y algo de… bueno, van a tener problemas los papás en algunos puntos. Esta coproducción entre Corea del Sur y Estados Unidos cuenta cuenta con un buen casting (aunque a Lily Collins no le va el color de pelo rojo) y un notable presupuesto para la animación digital de su personaje principal (vamos, Okja no existe… ¿O si?) y compitió por la Palma de Oro de este año y claro se encuentra disponible en Netflix (en donde no está doblada al español, otro indicativo que no es para niños). Lo único que me fastidia de Okja es su clara (obvia) intencionalidad de sensibilizarnos en el tema del tratamiento ético de los animales que se crían para ser convertido en alimento para las personas, que es en el fondo de lo que va esta cinta. La Señora Souma me pregunta si es verdad algunos de los puntos que se ven aquí y lo le digo que si, que en la película puede que los estén presentando como lo más infernal del mundo, pero que básicamente es verdad lo que se está viendo (en lo que se refiere a como es una factoría productora de carne a.k.a. “camal”, por ejemplo). Pero ese tema, no es tema para el blog perruno y de lo que yo estoy hablando es de una película realmente recomendable… lo que hagan con el mensaje y como los toque, ya es un asunto personal.

2007. La compañía multinacional Mirando ha decidido limpiar su imagen (manchada por algunos incidentes de contaminación ambiental y grave maltrato laboral en su pasado) con un ambicioso plan de reproducción de un animal al que han llamado “supercerdo”. Un mutante de cerdo encontrado en Chile el cual puede crecer a un tamaño descomunal, con el cual pretenden ayudar a luchar contra el hambre en el mundo, pero quieren hacerlo de una manera natural: luego de encontrar al primer supercerdo han conseguido reproducir in vitro su mutación y ahora 26 de estos nuevos supercerdos serán criados en 26 puntos distintos del mundo, para que dentro de diez años de vida limpia y sin manipulación, seleccionar a aquel que haya desarrollado más y basándose en sus datos, repetir la experiencia a gran escala y poder erradicar el hambre con carne saludable de la nueva especie animal. 2017. Mija es una niña que vive en una montaña remota de Gangwon, Corea del Sur, que es uno de los hábitats seleccionados para criar un supercerdo y ver que tanto crece. El suyo se llama Okja, es hembra y es su mejor amiga y junto con su abuelo, quien es a quien se le encargó criar a Okja años atrás tienen una vida pacífica de días hermosos. Pero lo que no sabe Mija es que han pasado ya diez años, Okja es la más grande de los 26 y ahora Mirando viene a llevársela… y lo que no sabe Mirando es que Mija no está dispuesta a dejar que conviertan a su mejor amiga en chicharrón extra large.

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