The Great Wall (película, 2016): Llaman a la puerta… ¿quién será..? son un par de monstruos…

Siempre hemos oído, casi como un mito, de la existencia de esa gran pared en Asia que delimitaba estrictamente un territorio y había sido construida para evitar las invasiones. Y en tiempos en que nuevas y no tan dignas paredes se construyen por todas partes, con más o menos la misma idea pero no con las mismas intenciones, esta película que es una coproducción china estadounidense (anda tu, que si pueden trabajar juntos), que sin muchas pretensiones consigue el principal objetivo que debe tener una película: entretener. Eso claro, si no tienen a la señora Souma al lado, haciendo el recuento de errores históricos o de concepto que la historia tiene. Una vez silenciada la señora Souma vía barra grande de chocolate (que guardamos en la mesa de noche para estas emergencias), pudimos continuar con el tranquilo visionado de la cinta, que como ya dije entretiene bastante si uno anda flojito, flojito del lado criticón y le concede a la cinta la oportunidad de ser una fuente de escapismo. Efectos especiales de los caros, mucha acción y ritmo, buenas coreografías de pelea y simpáticos monstruos de incierto origen son todo lo que se necesita para pasar dos horas con el cerebro en modo stand-by y relajarse un rato. Buena para la tarde dominguera y remolona con la familia.

La cosa es así: William y Tovar son los únicos sobrevivientes de una fallida expedición a la China en busca de muestras de la pólvora negra. Pero son capturados por los miembros de la Orden Sin Nombre, que durante los últimos 60 años se han preparado y fortificado esa parte de la Muralla China a la espera de un peligro desconocido, cuyo secreto han jurado llevarse a la tumba, a la vez que no permitir que nadie que haya entrado en contacto con ellos y con esta “guerra secreta” pueda abandonar el lugar. Para William (Matt Daemon) y Tovar (Pedro Pascal), soldado mercenarios esto es un problema, pues aun quedando solo los dos, desean continuar la aventura más allá de la muralla. Pero William, luego de ver de que se trata en realidad la labor de la Orden y de ser recriminado por sus valores siente que le ha llegado el momento de actuar por valores mucho más altos que la codicia y la ambición. Eso claro si sobrevive a aquello que en un par de días planea destruir la muralla y llegar al corazón del imperio chino.

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