
El otro día leí un artículo que esbozaba la idea de los que títulos kilométricos que el isekai inició y parecen ir avanzando por todo el anime, son una resultante de lo saturado que está el mercado: es decir, no tengo un título misterios o «cool», te pongo un mini resumen así te animas si te gusta lo que lees. Tiene sentido, la verdad. There’s No Way I Can Have a Lover! (Or Maybe There Is!? o si prefieres: ¡No hay manera de que seamos pareja! ¿o si?) es un anime de comedia romántica y colegial estrenado en 2025, basado en la novela ligera homónima escrita por Mochi Au Lait e ilustrada por Yomu. La serie es producida por el estudio ENGI, que en los últimos años ha ganado notoriedad por títulos como Uzaki-chan Wants to Hang Out! y Full Dive: This Ultimate Next-Gen Full Dive RPG. La dirección está a cargo de Noriyaki Akitaya, conocido por su trabajo en Bakuman y ORESUKI: Are You the Only One Who Loves Me?. El guion y composición de serie están en manos de Tomoyasu Okubo, mientras que el diseño de personajes lo realiza Haruko Iizuka, famosa por Tamayura y Horimiya. La novela ligera comenzó su publicación en 2020 bajo el sello Kadokawa Sneaker Bunko y, hasta comienzos de 2025, cuenta con 8 volúmenes publicados. La historia ha llamado la atención por ser una comedia romántica “yuri-lite” ambientada en la vida cotidiana de dos chicas, pero evitando los clichés dramáticos pesados del romance escolar. Un dato curioso es que, a diferencia de muchas obras que abordan relaciones románticas entre chicas desde una óptica puramente idealizada o a veces extremadamente seria, aquí se apuesta por el humor, los malentendidos y un ritmo de “slice of life” con toques pícaros. Aunque su título podría mezclarse con los del isekai, la serie no tiene nada de mundos alternativos ni aventuras épicas: es una comedia moderna, un RomCom de manual, anclada en el día a día y en el que se juega con la idea de que sus protagonistas podrían o no animarse a formar una pareja real.
En el centro de la trama están Renako Amaori y Mai Osuka (a la que francamente habría que ajustarle algunos tornillos), dos chicas que, aunque al principio no podrían ser más diferentes, acaban desarrollando una relación que desborda química y malentendidos deliciosamente cómicos. Renako es una chica alegre pero muy insegura, convencida de que jamás podría tener amigas dado que en el grado de estudios anterior, debido a su problema de sociabilización, terminó siendo aislada, así que ve este cambio a una escuela nueva como una forma de volver a empezar (algo que, por cierto, muchos niños y jóvenes japoneses esperan con ansias por exactamente esa razón), mientras que Mai, más elegante y popular, hija de una afamada diseñadora de modas, en medio de una familia adinerada, y modelo de revistas, oculta un carácter juguetón que disfruta provocando reacciones en su compañera. Todo comienza cuando, por una serie de circunstancias absurdas y malinterpretaciones dignas de un manga de enredos, Mai le propone a renako que “salgan” como una especie de experimento social, ya que se ha enamorado de ella y piensa que eso es lo mejor para ambas… lo que abre la puerta a una convivencia llena de roces accidentales, bromas con doble sentido y gestos de afecto que siempre dejan a Renako sonrojada… y haciéndose preguntas, ya que no es del todo inmune a los avances de su amiga. El toque yuri de la historia es suave pero constante: abrazos que duran un segundo más de lo normal, miradas que se sostienen un instante de más, y conversaciones que, aunque inocentes en apariencia, están cargadas de tensión juguetona. Sin embargo, la serie se cuida de que nunca pase nada realmente subido de tono: todo se mantiene en la frontera entre lo romántico y lo cómicamente sugestivo, lo que la hace perfecta para quienes disfrutan del romance escolar sin dramatismos excesivos ni erotismo explícito. La relación entre Akari y Ayaka se construye más sobre pequeñas atenciones, gestos dulces y situaciones embarazosas que sobre declaraciones dramáticas. Con el paso de los episodios, lo que empieza como una farsa se convierte en un vínculo genuino que, aunque no se nombra abiertamente como “noviazgo” en un sentido clásico, está lleno de momentos que hacen sonreír, suspirar… y a veces reír a carcajadas por lo cerca que parecen de cruzar esa delgada línea entre amigas y algo más. Y uno de estos días les escribo un post acerca del yuri y su contraparte el yaoi (si, lo pondré en la lista de promesas incumplidas).

[…] por ejemplo, encontramos en el manga/anime, con una historia que parece beber directamente de Y, a Shūmatsu no Harem,…