Darling in the FRANXX (serie de TV, 2018): retorno al parque jurásico

Recuerdo que cuando se estrenó mucho se hablaba de esta serie, y con más tiempo disponible en ese entonces, me puse a verla… y no me gustó. Cosas del momento varias cosas me parecieron absurdas en su planteamiento y transfondo, pero en especial me sacó chispas su diseño mecánico. El diseño de los FRANXX. Osea, yo espera de un mecha que se sienta pesado y poderoso, no que tenga «caritas moe» cuando se activa y «trajecitos» raros. Pese a eso vi cuatro episodios y drop… fue suficiente. Pero en general me quedó la sensación de que la historia poder dar para un poco más, solo que no son tiempos de andar viendo media serie para saber que vale la pena. Ahora más que nunca son tiempos en que con dis episodios basta para tomar una decisión. Y ahora aburrido como un ostión he decidido sacarme el clavo y me he puesto a verla. Ya con el cerebro en otras cosas y sin muchas ganas de ser exigente me resulta más fácil adentrarme en ella y disfrutarla. Quizá no con las ganas y entusiasmo que los que la vieron en ese entonces, ahora si pienso que tiene cosas para ver. Basada en el manga de Code:000 y Kentaro Yabuki, tenemos la típica distopía de ciencia ficción que es escenario común en Japón: algo pasó, todo se fue al cacho, el mundo cambio, y hay nuevas y misteriosas reglas de vida y un enemigo poderoso que ha puesto a la humanidad en jaque. Y un protagonista que tiene que manejar un robot gigante. Infaltable. Con 24 episodios la serie se volvió muy popular, tanto que hasta el magnate Elon Musk habló de ella en sus redes sociales y yo…. uhm… quiero algunos de sus secretos y los quiero de primera mano. Así que ahí vamos.

En un futuro en el que la humanidad ha sido azotada por criaturas gigantes conocidas como «klaxosaurios», de aspecto robótico y aparentemente carentes de raciocinio, la civilización ha abandonado la superficie del planeta y se ha recluido en las «Plantation», fortalezas móviles que sirven de protección. Los adultos residen en dichas ciudades, muy avanzadas tecnológicamente, y no les interesa interactuar entre ellos ni mucho menos procrear. En tanto, los jóvenes son denominados «parásitos» y viven apartados en la zona «Mistilteinn» o «jaula de pájaros». A modo de defensa, el ser humano ha desarrollado mecas conocidos como «FRANXX» que únicamente pueden ser pilotados por parejas de chico y chica. Controlarlo correctamente no es sencillo, ya que requiere que se sincronicen mentalmente. Físicamente, dentro del robot la adolescente va delante, apoyada sobre sus cuatro extremidades, mientras el hombre se sienta detrás y la sujeta.​ Durante este proceso, ellos reciben el mote de «estambres» y ellas, de «pistilos».​ Los jóvenes viven privados de información sobre el exterior, con el único objetivo de aprender a combatir klaxosaurios, y son monitoreados por APE —organización de científicos y políticos que controlan la humanidad—. Nuestro escenario principal es la Plantation 13, en la cual un variopinto y algo apresurado equipo de «parásitos» y sus respectivos FRANXX están a punto de entrar en servicio para defender su fortaleza. Uno de ellos, Hiro, no ha podido cumplir su objetivo de sincronizarse con su compañera y poder activar su FRANXX por lo que su futuro es incierto. En ese momento lega a la fortaleza la piloto de combate de élite conocida como Z-0 (Zero Two) una chica humana pero cuya sangre ha sido mezclada con sangre de klaxosaurio. Y de quien se dice que mata a su compañero piloto al tercer combates juntos. Así que mientras Hiro sufre por no poder pilotar, Z-0 decide que el va a ser su «darling», el piloto ideal y completamente compatible con ella. Y juntos pilotarán uno de los FRANXX más poderosos que hay. Aparato que se supone no puede ser operado por un solo ser, pero que Z-0 puede activar parcialmente, el Strelizia.

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