Ella y su Gato (manga, 2023): tan atribulada que le pides ayuda al gato

Con solo 26 años Makoto Shinkai se embarcó en la creación de un corto en blanco y negro, de apenas cinco minutos, titulado Kanojo to Kanojo no Neko en el cual hizo todo: la musicalización, los diálogos, la locución y obviamente la animación (allá abajo se los dejo. Y si quieren ver la mini serie búsquenla como Kanojo to Kanojo no Neko: Everything Flows, cuatro episodios de ocho minutos me parece recordar). Y estamos hablando que Shinkai lo hizo en un mundo en el que las inteligencias artificiales eran literalmente ciencia ficción, siendo que ahora estamos a un año o dos para que cualquiera pueda hacer algo así con una semana de solo escribir ideas. Y desde ese punto Shinkai fue avanzando hasta convertirse en un reputado director de cine con algunas de las películas de anime más taquilleras de Japón en su filmografía (no vamos a discutir, hoy, si se lo merece o no). Pero todo siempre vuelve a su primera idea, a su primer corto. Tan es así que este corto luego tendría su propia mini serie de TV. En cuanto al manga tenemos una historia que trabaja en el auto descubrimiento y la llegada de la madurez. En una exploración del significado de la vida y de sus cosas buenas y malas. Nuestros protagonistas son Chobi, el gato, y Miyu, su dueña. Ella es una mujer joven que busca abrirse paso como adulta independiente, soltera y sola, y Chobi será quien a manera de testigo acompañe a su ama, de quien está «enamorado», en el duro camino que le toca… que nos toca… a todos vivir. Soledad, amigos, familia, trabajo, responsabilidades… Miyu se hará preguntas acerca de todo eso y de que cosas va a valorar más que otras y por qué. Con un arte impecable, los dos animes y el manga tienen puntos de contacto y diferencias, pero siento que el manga es el más optimista y redondo de los tres, explorando mejor a la atribulada Miyu y sus decisiones. Y para un coleccionista de one-shots como yo, esté tomó es una interesante adición a mi biblioteca, muy recomendable para leer en una sentada tranquila, una tarde fría con una taza de chocolate caliente.