Gleipnir (serie de TV, 2020): my Teddy killer-bear

Furro. Así es como también le dicen al furry fandom (también conocidos como furris,​ furries, fur fandom o furdom) el cual es una subcultura, una de tantas “tribus urbanas”, basada en el género furry, es decir, interesada en la ficción de personajes animales antropomórficos. Así como quien lo dice no suena ni como complicado, ni siquiera raro. Pero la verdad es que lo furro parece haber llegado para quedarse y lo que en algún momento fuera considerado dentro de lo más risible de lo risible que tienen las tribus urbanas, ahora anda por las nubes con muchos fans y productos y material audio visual. Y Gleipnir es uno de sus más recientes agregados, esta vez desde el lado asiático de Furrolandia. ¿Se acuerdan de Beastars, del cual acabamos de hablar aquí en el blog y que en lo personal me encantó? pues eso es furro. Y también lo es Gleipnir, aunque esta historia sea más bien de acción y violencia… y tenga uno de los fan service más… uhm… como decirlo… desconcertantes de los últimos tiempos. Y es que la manera en que está presentada la cosa… casi es más tétrico que sexy, lo que en cualquier otra historia podría ser clasificado como “fan service”. Basado en el manga de Sun Takeda, que se lleva en redes opiniones discordantes, que van desde “pedazo de basura sin sentido y lleno de huecos argumentales” a “nuevo clásico de su género (?)”… la verdad, yo ni idea porque no he leído ese manga, aunque al ojo puedo decir que se ve que está bien dibujadito y que si no tuviera potencial, no lo hubieran animado, ya que en el fondo todo esto es un negocio, no están las cosas como para andar animando algo de entre tanto que se produce solo por amor al arte. Así que hablando desde la perspectiva del anime, que es lo que estoy viendo, la historia luce interesante y promete que podría ponerse aun más… y que con suerte podremos acostumbrarnos a su “viscoso e intrusivo fan service”, por llamarlo de algún modo, si es que se van pasando las claves de la historia con regularidad, en vez de simplemente mandarnos al oblivion de los combates con enemigos más poderosos continuamente, como suele pasar en este tipo de shounen de combate.

Shuichi Kagaya es un estudiante “normal” que intenta pasar desapercibido porque tiene un problema nada “normal”: se puede convertir en un kigurumi gigante (un kigurumi es es el nombre japonés para los disfraces de personajes animales. Ya, osea es el epítome de ser furro). No sabe porque, ni como pararlo, pero sabe que puede hacerlo, apenas si puede controlarlo y definitivamente quiere que deje de pasar. Y junto con este extraño poder, Shuichi tiene algunos “súper poderes” como gran fuerza física o súper olfato. Solo que Shuichi no tiene entre sus planes usar su habilidad para convertirse en súper héroe. Lo que quiere es simplemente volver a ser normal, de preferencia todo lo normal, anónimo e ignorado que se pueda. Pero eso no va a pasar porque en su camino se cruza Claire Aoki, una hermosa compañera de clase, lo cual sería una bendición para un chico como Shuichi si no fuera porque Claire no es precisamente lo que parece que es. Si es una adolescente compañera de colegio, pero también sabe que seres como Shuichi existen y en particular sabe que Shuichi es uno de lo que ella llama “monstruos”. Y quiere, a cualquier costo que este monstruo la ayude a buscar a los que mataron a sus padres. Para ello, Claire está dispuesta a pagar cualquier precio incluyendo el matar a otras personas que también sean monstruos o revelar el secreto de Shuichi. O incluso matarse a si misma. En este punto Shuichi se queda sin opciones y se deja manipular por Claire, primero, y luego acepta ayudarla por su propia voluntad a buscar a la hermana de Claire, como primer paso para descubrir el misterio del asesinato de sus padres (los de ella) e incluso de su hermana (la de Claire).

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