Sobra decir que tanto en el manga como en el anime la presencia de las «maids» es gravitante. No solo con series dedicadas a ellas mismas, sino también como esporádicas apariciones en productos de diversas temáticas, casi siempre como caracterizaciones (disfraces, disfraces). Así que, a cargo de escribir pronto de la alucinante serie Akiba Maids War, vamos tratando con algo un poco más ligerito y dentro del género. Con uno de esos títulos largos y descriptivos que están de moda, y que en este caso se traduce como “La Mucama que Contraté Recientemente es Muy Sospechosa” tenemos al tradicional manga de siempre (nada de novelitas ligeras o webcomics) obra de Wakame Konbu, y que anda por su séptimo volumen recopilatorio, que dio pie a una bastante suscinta, tranquila, poco pretenciosa y fácil de ver serie de TV de 11 episodios que dejan una historia redonda y sin más preguntas… eso claro, si es que no se hace uno ese tipo de preguntas como… ¿de dónde sale el dinero en esa mansión para que la gente almuerce, pague la luz, el agua y la mensualidad del colegio? Si nos olvidamos de esos detallitos sin importancia, todo bien. El argumento es principalmente el lucimiento de una maid perfecta, que además es muy guapa (con la peculiaridad, que se ve poco en el anime valgan verdades, de ser de piel más morena), pero que cumple con todas sus obligaciones, las cuales incluyen aguantar al insufrible del dueño de la mansión en la que trabaja (que no es malo, solo es odioso). No se si sería algo que debería verse (la verdad yo la veía mientras almorzaba, para tener algo que me entretenga y que eso haga que coma más despacio) pero que cumple en contar una historia, pues cumple. Pero no le pidamos mucho más allá de eso.
Tras la trágica e imprevista muerte de sus padres, el colegial Yuuri se ha convertido en amo de la mansión de su familia, además de su único habitante ya que no cuenta con los fondos necesarios para pagar la servidumbre que sostenga la casa. Pese a esto decide aceptar como maid a una jovencita que de improviso llega a su casa y se ofrece a trabajar ahí gratis, o más bien gratis pero con comida y cama adentro. Pero el problema es que Yuuri, a quien no le queda otra que aceptar ya que el trabajo de atender al residencia es bastante, siente mucho recelo por la recién llegada… (la chica es guapa, hacendosa y muy profesional con su trabajo, no se que le ve de malo el piojo este). Así que acepta a regañadientes el que trabaje ahí (“gratis” resulta ser un gran argumento de venta), pero no para de sospechar de las verdaderas intenciones de su sirvienta, a quien no deja de espiar tratando de descubrir que está tramando. Y de tanto andar espiándola no puede evitar empezar a sentirse atraído por ella, al mismo tiempo de considerarla la única familia que tiene. A todo ello, Lilith, que así se llama la muchacha (bueno, que se llame Lilith si es bastante sospechoso), se dedica con muchas ganas a cuidar de Yuuri, y a mantener en secreto las razones por las cuales ha venido a trabajar para él. Aunque ella, pese a ser bastante mayor que Yuuri, no puede evitar sentir algo de rubor cuando Yuuri le sale con alguna indirecta muy directa acerca de lo bonita que es y de lo mucho que él sospecha que lo ha embrujado con su belleza.
[…] y pienso seguir viéndola a menos que se desinfle como lamentablemente me pasó con el anime de la taruka…