Yes, God, Yes (película, 2019): las complicaciones del «hágalo usted mismo»

Yo pensaba que me estaba topando con una comedia estudiantil marrana como las viejas clásicas «La Venganza de los Nerds» o «Porkys» y grande sería mi sorpresa al descubrir que me estaba equivocnaod y por mucho. Efectivamente esta película está centrada en esos breves años en que uno deja de ser un adolescente convencido que ya sabe todo lo que se tiene que saber y el adulto joven que es consciente que en realidad no sabe nada. Hablando de sexo, claro está. Porque es el sexo el motor principal de esta historia en la que una jovencita que acaba de recibir un mensaje urgente de sus hormonas en el sentido de que hay varios pendientes, ve como su mundo se retuerce bajo los estrictos valores y moral de la escuela católica a la que asiste. La razón por la que llegué a esta película, vamos, más bien mediometraje porque dura poco más de una hora, es que andaba mirando los trabajos previos de Natalia Dyer, que si por el nombre no la sacan es una de las estrellas juveniles que Stranger Things lanzó al estrellato, pensando en una fuerte candidata para una futura «chica de pre». Natalia protagoniza esta película que a su vez está basada en un corto que también protagonizó ella, y queda claro que esta cinta «indie» (que solo se estrenó en circuitos cerrados y festivales lo que es raro, ya que ella con su fama de «Stranger Things» pudo haberla hecho funcionar en la cartelera normal) puede estar marcando al tipo de carrera que ella quiere llevar. Hay que decir que sin ser muy ostentosa «Si, Dios, Si» nos lleva de la mano de esta muchacha confundida y conflictuada, entre otras cosas, tras descubrir que masturbarse es muy placentero y te hace sentir muy culpable, a un viaje lleno de preguntas e inseguridad, en el que la final lo verdaderamente importante será conocerse a si mismo y aprender a no darle la razón a los demás todo el tiempo. Si bien es cierto no es una comedia tiene un par de brochazos de humor pero más bien tiende al relato intimista y melancólico con el autodescubrimiento propio y de las reales verdades tras la sociedad como fondo. Ese momento en que caen frente a nosotros todos los paradigmas que nos mantuvieron en línea en la etapa anterior de nuestras vidas. Ese momento en que abres los ojos y vas a tener que elegir entre mantenerlos abiertos o volver a la comodidad de cerrarlos fuertemente. Ha valido la pena ver a Natalia trabajar su personaje con solvencia y poder identificarte con ella y su problema en un momento de la vida, año 2000, en el que precisamente uno andaba con exactamente el mismo problema.

Es el otoño del año 2000… Alice es una muchacha de tercer grado de preparatoria en un colegio católico y una comunidad idem. Muy estricto. Y Alice tiene preguntas y necesidades sin atender desde hace muy poquito. Y «calenturas», que la tienen intrigada, ansiosa, insatisfecha y sintiéndose culpable. Es también el momento en que la internet va tomando forma y ofrece todo tipo de contenidos sin filtrar a quien quiera, o no, buscarlos. Alice por ejemplo es de estar metida en los grupos de conversación pública de AOL, una suerte de chats pubicos… públicos… a los que te unías y que se dividían por tópicos (ella prefiere los de adivinar los nombres de películas) y que ya no se ven en estos tiempos (aquí en Latinoamérica eran exactamente iguales los de Starmedia) y son algo así como proto redes sociales. Van a ser el huevo de donde saldría la actual aldea global hyper conectada en linea pero tan distante «irl» (como se dice ahora). Allí Alice queda expuesta a imágenes de contenido…. digamos colorido… y eso no hace más que estimular todo lo estimulada que ya está. En este punto una tranquila charla a solas con el chico que le gusta termina en el rumor de que ella ha tenido un contacto sexual con él (la película usa una jerga, que explica al principio para esto de algunos juegos de palabras que se van a hacer; pero no la explico porque haría perder su encanto si les interesa verla) lo que le gana la fama de ser una «putilla» entre el alumnado y el profesorado. Pero en realidad Alice anda de calentón en calentón en su casa, a solas, pero nunca por nunca haría nada «extraño» con otra persona o en público. Tratando de zafarse de esa fama, a la vez que de controlar sus hormonas, Alice se inscribe en un retiro católico de fin de semana en el que supuestamente se reconciliará con Dios y pondrá control a sus recientes apetitos carnales. pero no, no va a salir… esto de las hormonas nunca sale como uno lo planea.

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