Cuando estaba en la universidad, una vez hice una disertación acerca de las actrices porno y sus vidas personales. Una tarea. Y es que ya cansa que la gente hable y hable de las mismas cosas y por ese entonces a mi me gustaba andar por ahí dando problemas a mis profes pues me parecían divertidas sus reacciones. Pero bueno. La cosa es que era un momento en que el internet dada sus primero pasos y las redes sociales apenas comenzaban. De hecho las redes sociales de ese entonces o los chats públicos (que eran tan populares entonces) terminaron por desaparecer bajo el peso de nuevos formatos. Una de las cosas que descubrí mientras me documentaba es que las actrices porno… un momento ¿por qué escogí este tema para hacer esa tarea? porque era tema libre y porque siempre he defendido la idea de que una actriz porno no es un monstruo sediento de sexo y consumida por la lujuria, que solo se dedica al sexo mañana, tarde y noche. Osea si, algo de eso hay pero la mayoría solo son mujeres comunes y corrientes, viviendo la vida que les tocó y eligieron vivir, y que eran bastante diferentes en la vida real Y eso lo descubrí siguiendo a aquellas que ya usaban redes sociales. De hecho habían dos tipos de cuentas de actrices porno: aquellas en que las chicas promocionaban su material y quedaba clarísimo que las manejaban para ellas; y las que eran ellas mismas, así, sin filtros. Cuentas en las que podías encontrar más fotos de sus perros chihuahuas que desnudos. Y que tenían ideas de todo tipo y que de hecho, «oh, sorpresa», algunas era realmente inteligentes y podían argumentar en temas de todo tipo. Y la otra cosa que descubrí es que algunas de ellas tenían vidas realmente extrañas y extremas, y por qué no, extraordinarias en todo el amplio sentido de la palabra, y que el porno en si mismo, como negocio, tiene historias muy sórdidas (que es una cosa de la que valdría la pena hablar in extensis luego). Como la vida de Linda Lovelace, la mítica protagonista de Garganta Profunda. Pero hoy hablaremos de una símil de Linda, que es la que tiene sin duda la historia más controversial y conocida, pero Bambi no se queda atrás.
Primero hay que centrarnos en un periodo que se conoce como la Edad de Oro del Porno. Básicamente toda la década de los setentas. En ese entonces esta «floreciente» industria no tenía muchas regulaciones: no es necesario que las actrices se identifiquen ante las productoras con sus nombres reales, o edades, presentando documentos, no hay casi nada de legislación laboral que norme este rubro, ni tampoco controles sanitarios, muchos menos el uso de preservativos y terrores como el SIDA vendrían luego. Y, esto es lo más curioso: las películas pornográficas se estrenaban en los cines junto a las películas familiares y los dibujos animados como algo natural. Y no, no es que no se dieran cuenta los dueños de los cines o las películas solo fueran eróticas. Era porno puro y duro, todo lo explícito que se pudiera, que incluso exhibían trailers en otras funciones (obviamente estos si eran más restringidos). En ese mundo es el que vivía una jovencita que se hacia llamar Bambi Woods. Y decimos se hacia porque como ya dijimos las actrices porno de su generación no tenían la obligación de identificarse correctamente. Solo hacían un trabajo, se les pagaba (normalmente muy poco) y ya. Si la chica era menor de edad por un año, osea que no lo aparentaba, no había como saberlo. De hecho, años después fue está la primer regulación que se instauró: que el porno era actuado por adultos para ser visto por adultos, en todos los casos. Por ello es que poco sabemos de la persona que está detrás del seudónimo Bambi Woods. Se sabe por ejemplo que era de Dakota del Sur (Estados Unidos) y que habría nacido un 12 de julio de 1955 y que (luego ampliaremos este punto) desapareció en 1986. También sabemos según ella misma contó cuando esta en la cúspide de la industria que ella era stripper y que su entrada a la «industría» fue arreglada por una amiga suya a la que le debía dinero. Si, ella aceptó hacer porno para pagar una deuda. Sabemos también por el productor y director pornográfico, Jim Clark, que fue él quien le puso su «nombre artístico» en alusión al personaje de Disney: «No había ninguna razón real detrás de esto. Bambi … un ciervo. Sola. En el bosque». También se sabe que en algún momento antes de la película Woods hizo un casting para ser cheerleader (porrista) del equipo de fútbol americano Dallas Cowboys (esto de las cheerleaders también es un universo alucinante) y que fue rechazada. Así que en eso estaba cuando fue convocada para protagonizar «Debbie Does Dallas».
«Debbie Does Dallas» (1978) es, como decía, una película porno que se estrenó en cines regulares. Su póster, que era bastante pacato, no nos decía nada acerca del contenido, excepto algún cintillo indicando que era «solo para adultos» (categoría R +18). Ustedes son muy jóvenes para saberlo pero antes del internet se publicaba en los periódicos el «listín de cines» (y el de las farmacias de turno, las que atendían toda la noche) que era una lista con todos los cines, con las películas que estaban pasando, los horarios y entre paréntesis el mínimo de edad requerido. Es extraño decirlo así, pero en este momento el porno no era una exhibición gratuita de solo sexo, si no que eran consideradas películas con escenas sexuales explícitas y primeros planos de genitales. Tenían una trama y unos personajes. Y estos personajes tenían incluso nombres. Una trama más plana que encefalograma de terraplanista, pero una trama al fin y al cabo. Y por eso podían exhibirse en cines (en los ochentas eso cambió y el porno se convirtió solo en secuencias de sexo en las que casi no se escuchaban palabras, inconexas entre ellas y metidas todas en una sola cinta de video con algún título extraño… y ya entrando a los 2000, una trama volvió a aparecer en el porno… pero me estoy yendo por las ramas, ese tema también es muy extenso). La cosa es que la peliculita de marras fue un éxito de taquilla (para la época) y Bambi saltó al estrellato. Sin embargo la filmografía de Bambi cuenta solo con 6 películas, mientras que una actriz porno actualmente cuenta con decenas de películas o más específicamente escenas, incluso superando el ciento algunas de ellas.
Y es que cuando el porno fue desterrado de los cines huyó hacia algo que recién acaba de nacer y empezaba a crear furor: el home video. Las películas para ver en tu casa, comenzando por el Betamax y luego pasando al VHS. Muchos no saben que el porno fue y es uno de los principales inversores en el desarrollo de tecnología tanto para el home video como para el streaming actual. Así que cuando dejaron de hacer películas «caras» para cine y empezaron a hacer solo escenas de quince minutos, que a veces no tenían ni un escenario decente o simplemente se grababan integras en una casa aislada durante un fin de semana, «filmadas» con handycams (cámaras de mano caseras) y ya no con film, la industria explotó y empezó a producirse porno llegando hasta los niveles actuales, que curiosamente están de capa caída ya que el streaming y las redes sociales le han pegado un buen mordisco a las productoras dejando que las actrices manejen y comercialicen su propio contenido, o cualquier amateur haga el suyo en páginas como Only Fans. ¿Quiere decir que en los setenta no había videos? bueno, hay que considerar cuando apareció la tecnología para ello. Y que después las grandes glorias del porno en cine fueron llevadas a las cintas de video casero, faltaba más. Pero volviendo a Bambi: su éxito meteórico y su posterior desaparición intrigó a escritores y periodistas de la industria, despertando el interés por su paradero y el mito sobre su encuentro con un destino sórdido (muerte por sobredosis) varios años después de su apogeo.
Aunque Woods aparentemente realizó Debbie Does Dallas como una acción para saldar la deuda que tenía con una amiga, gastó todas sus ganancias por su participación, por lo que esta amiga hizo los arreglos para que se convirtiera (¿o volviera?) a la labor de bailarina erótica, trabajando como desnudista para saldar la deuda incumplida en diversos clubes nocturnos y discotecas de Nueva York, como el Plato’s Retreat o el mítico Studio 54 (vamos chica, manda al cacho a semejante amiga, pero aquí vale la pena hacer una acotación: en Estados Unidos hay prisión por deudas, así que si debes dinero puedes acabar denunciado y preso). Así que con Woods siendo la Debbie protagonista de esa película, enfundada en el traje de cheerleader, que es una de las fantasías sexuales favoritas de los estadounidenses (al menos por ese entonces) tal y como la propia película lo dice, la vida de esta mujer era un extraño ir y venir, aunque Woods insistió en que ninguna de sus experiencias previas fueron utilizadas en Debbie Does Dallas, la que decía era una historia completamente ficticia. Sin embargo, ella siempre se mostró angustiada cuando su popularidad llevó a que fuese tan conocida que temía ser reconocida por sus más allegados, por su familia, que no sabían de su carrera como actriz pornográfica. Si, debe ser un problema que pasen tu película porno en el cine de tu ciudad y te terminen viendo los amigos de tu papá, o tus amigos del colegio. Dos años después de su debut, Bambi no había rodado más películas. No obstante, reapareció para rodar las dos secuelas de Debbie Does Dallas (2 y 3, aunque bajo el título hay muchas películas, ya que se convirtió casi casi en un subgenero del porno, las historias con cheerleaders) así como la cinta Swedish Erotica. Muchos años más tarde, el legado cultural de Debbie Does Dallas seguía presente en la industria pornográfica, con un musical homenaje a la película y un reality pornográfico.
Bambi Woods desapareció, en una fecha incierta, a mediados de los años 1980. Un artículo, publicado el 6 de febrero de 2005 por el periódico australiano The Age, afirmó que Woods habría muerto en 1986 de una sobredosis de drogas, sin que se investigaran las causas concretas de su fallecimiento. Dicha hipótesis fue apoyada en diversos medios, pero igual, sin pruebas o testimonios confiables. Su historia llegó a la televisión con el reportaje Debbie Does Dallas Uncovered, del canal británico Channel 4, que se emitió ese mismo año. En el metraje se intentó rastrear a su familia durante la década de 1990, y se contrató a un investigador privado que informó que Woods podría estar viva en el área de Des Moines (Iowa), y que deseaba no tener más participación ni publicidad por su carrera. En 2007, el sitio web YesButNoButYes publicó una entrevista con una persona que afirmaba ser Bambi Woods, desmintiendo que su verdadero nombre fuera Debbie DeSanto o Barbara Woodson. La misma persona dijo que llegó a la gran ciudad para trabajar como actriz, aunque tuvo que empezar realizando pequeños trabajos como cajera y reponedora en un supermercado antes de llegar a convertirse en el ídolo de Debbie Does Dallas (una historia que se repite muchas veces, aun ahora). La entrevista no estuvo exenta de polémicas, pues el periodista que la hizo no pudo confirmar que el remitente de dichas informaciones, que no conoció en persona, sino que se comunicó por correo electrónico, fuera realmente Bambi Woods, aunque la revelación de pequeños detalles que tan sólo la propia Woods podría saber, hicieron pensar que era real. Si el dato de su fecha de nacimiento es real y asumiendo que esté viva, Bambi Woods debe de tener 69 años en este momento y debe ser también una anciana a la que ya no le interesa mucho recordar este azaroso momento de su juventud. Esperamos que esté bien y que haya conseguido algo de felicidad y tranquilidad. Creo que se lo merece.
[…] Y eso de alguna manera refresca el género, como ya vimos en la totalmente inadecuada y divertida Scouts Guide…