Por lo general no soy de escribir de aquello de lo que hay demasiado «hype». Es que se me ocurre que con tanto y tanto que está comentando la gente…. bueno… no creo que lo que vaya a decir yo sea relevante entre tanto ruido. Con esa idea me he quedado callado en varios temas, mientras me entretenía viendo como eran otros los que se agarraban a tortazos y sopesaba sus argumentos. Pero esta vez si quisiera decir algunas cosas en relación a «3 Body Problem»… y créanme que hay bastante que comentar. Vamos por lo formal: es el primer libro de la trilogía titulada «El recuerdo del pasado de la Tierra», conformado también por «El bosque oscuro» y «El fin de la muerte», aunque en general a la historia se le conoce por el nombre de su primera parte; el cual ganó el prestigioso Premios Hugo a las historias de ciencia ficción y fantasía. Y su título hace referencia al problema de los tres cuerpos, un problema real en el campo de la mecánica orbital, que básicamente se resume en la imposibilidad de predecir los movimientos de un sistema solar ternario (es decir, con tres soles). Su autor es Liu Cixin, un ingeniero informático y fan de las novelas de ciencia ficción que para esta obra, escribió entre 3000 y 5000 palabras diarias en su tiempo libre y tardó tres años en terminarla.
En la década de 1990, el gobierno chino fortaleció la propaganda de «rejuvenecimiento científico y tecnológico del país» y el desarrollo continuo de la ciencia y tecnología, surgieron muchas condiciones favorables para la creación de las novelas de ciencia ficción, de las cuales se escribieron muchas, de la mano de todo tipo de hombres de ciencia y amateurs. Esto hizo, la participación de científicos escribiendo, el que estas novelas al margen de su trama hicieran referencia a lo más avanzado y vanguardista de la ciencia especulativa. Y ahí es donde entró yo: para mi ver esta serie plagada de temas con los que nunca tuve alguien con quien conversar, ha sido como pasar un par de horas en una juguetería llena de LEGOs. Y es que tener doce años y saber que es la paradoja de Fermi o la señal WOW (entre otras «marcianadas») no era la forma más rápida de tener tema de conversación y hacer nuevos amigos, la verdad las mañanas de sábado yo prefería pasarlas viendo «Cosmos» de Carl Sagan, que persiguiendo feliz una pelota. Dicho esto hay ptra cosa particular de esta hoistoria, que va más allá de la cosa anecdótica y se pasa al lado policial: tras este nuevo bombazo de Netflix hay una sórdida historia de intentos de asesinatos y una muerte real, de parte de las personas que trabajaron todo esto a nivel de negocios. A veces la realidad puede ser incluso más literaria que la literatura.
La historia comienza durante la Revolución Cultural de China, mientras las potencias mundiales buscaban vida en el universo conocido. China tiene su propia iniciativa en este ámbito, el proyecto Costa Roja, fundado en una base secreta militar en los bosques del norte del país. Y la joven astrofísica Ye Wenjie, trabaja en ese proyecto, cuya misión es buscar exoplanetas para descubrir la potencialidad de vida extraterrestre, para mayor gloría de la revolución. Pero la verdad es que esta joven, que sabe que ha entrado al laboratorio de Costa Roja para no volver a salir jamás, como todos ahí, es hija de un profesor universitario de la universidad Tsinghua que fue asesinado públicamente porque sus ideas estaban en contra de lo que el partido comunista chino ordenó que fuera la verdad científica. La joven es llevada al proyecto por su talento pero ella no ha moderado su pensamiento, similar al de su padre, y descubre como usar el proyecto para lanzar una señal al espacio profundo invitando a quien escuche a venir a la Tierra a ayudar. Cuatro años después algo le responde y le advierte que ha tenido suerte de ser él quien escucho la señal y que lo mejor sería que guarde silencio o su civilización descubrirá a los humanos y eso no sería bueno para los humanos.
Varias décadas después, una serie de suicidios de prominentes científicos se han convertido en una especie de epidemia por todo el mundo. La mentes más elevadas de la humanidad están acabando con sus vidas sin mayores razones evidentes. Pero si que hay una: estas mentes participaban en lo más avanzado de la ciencia y muy recientemente toda la comunidad científica recibió un horrible traspiés, cuando la más avanzada tecnología para medir el universo empezó a dar resultados absolutamente ilógicos y ridículos. Como si todas las leyes universales en las que se había creído hasta ese momento no fueran más que un montón de patrañas sin sentido. Desde el CERN hasta los más tranquilos despachos, los científicos del mundo sienten que el universo se ha puesto patas arriba. Y lo que es peor, algunos de ellos, que lideraban los proyectos científicos que revolucionarían el mundo y la ciencia pueden ver una extraña cuenta atrás delante de sus ojos, que solo ellos pueden ver y que parece disminuir entre más se acercan a lograr sus objetivos de investigación. Y misteriosamente se les hace saber que deben abandonar sus trabajos o algo terrible les pasará si esas cuentas llegan a cero. Cinco amigos de la universidad de Oxford, entre los cuales una está viendo la cuenta atrás (su trabajo más revolucionario es la creación de las nanofibras más finas que jamás se hayan hecho, mil veces más delgadas que un cabello humanos y con la resistencia que tiene un diamante), deciden continuar y tratar de entender lo que está pasando mientras una organización privada oculta, de recursos y poder casi ilimitados, liderada por un adusto anciano, sabe que algo grave está pasando y que va a ser necesario luchar para preservar el destino de la humanidad, aunque primero deberán desenmascar al enemigo que amenaza el todo sacándolo a la luz y moviendo a la humanidad en su conjunto a una posición defensiva y beligerante, antes de que sea demasiado tarde.
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