Fluffy es una gata semi callejera de la ciudad de Kalispell, Montana; ciudad que sufrió un fuerte frente frío que literalmente la dejó completamente congelada. Los humanos hicieron todo lo posible por guarecerse, pero animales como Fluffy que viven en las calles y son alimentados por las personas ahí, no tuvieron tanta suerte. A solo unos kilómetros de la frontera con Canadá, el pueblo de Kalispell amaneció luego de la tormenta de nieve, completamente cubierto y aislado de la ayuda exterior. Pero eso no debe preocuparnos tanto, dado que las personas que viven ahí, ya saben de que va la cosa y se mantienen preparados para soportar las inclemencias del clima. Sin embargo, para los animales callejeros, la tormenta de hielo y nieve los agarró desprevenidos y lamentablemente muchos murieron congelados. Es una cosa muy triste de decir y saber, pero es así. Para muchos animales como los gatos callejeros, el inicio del invierno puede significar el fin de sus vidas. Algunos tendrán suerte y sabrán donde pueden meterse para enfrentar el frío, otros simplemente no lo lograrán a tiempo.
Pero volvamos a la historia de Fluffy. Esta conspicua felina vivía en su barrio desde hace unos tres años y se mantenía gracias a los favores de las personas de la zona, quienes la alimentaban y en cierta medida le permitían guarecerse con ellos. Pero esta vez no se dio así. Luego de la tormenta nadie tenía a Fluffy en casa por lo que se empezó su búsqueda, que terminó de la peor manera: Fluffy estaba en la calle, semi enterrada, congelada y al borde de la muerte. Una vez ubicada, la familia con la que más se relacionaba el gato, pues se habían mudado recién a la casa en la que el gato solía pasar más tiempo, la llevaron de emergencia a una clínica veterinaria, en donde la internaron e informaron todo lo que sabían acerca de ella. Es un 31 de enero y Fluffy es una masa de pelo y trozos de hielo al borde de la muerte. Ni sus dueños ni el veterinario pueden entender como el gato no consiguió guarecerse a tiempo y se preguntan si ya es demasiado tarde. El dr. Jevon Clark de la Animal Clinic of Kalispell decide poner manos a la obra y luchar todo lo que se pueda por salvarle la vida y no esperar simplemente a que muera.
La temperatura de Fluffy es tan baja que los termómetros normales no pueden registrarla. El médico les dice que nunca había visto algo parecido pero que la gata aun está viva por lo que de inmediato se establece un plan de “deshielo” contra reloj. Durante la siguiente hora el personal de la clínica, haciendo uso de todo lo que hubiera a la mano, desde mantas y almohadillas térmicas, agua caliente, secadoras de pelo e incluso la calefacción fueron ayudando a Fluffy a recuperar su calor corporal por si misma, que es la única cosa que se podía hacer en este caso: hacer que se caliente y luego esperar. Una vez que se le retiró todo el hielo fue sometida a diferentes exámenes físicos que revelaron que la gata estaba básicamente bien y sin mayores daños. Tanto así que una vez recuperó su temperatura corporal normal y se le secó el pelaje fue dada de alta y llevada a su casa. Esta vez Fluffy fue instalada dentro de la casa para que pase ahí el resto del invierno y sus dueños esperan que tras la experiencia vivida, la gata entienda que le conviene estar dentro y no viviendo a su anchas en el exterior, lo que parece disfrutar mucho. Fluffy perdió probablemente algunas de sus vidas en esta aventura y esperemos que una vez comience la primavera cambie de opinión y se acostumbre a vivir dentro de una casa.
[…] ¿Y esto a que viene? pues es simple, como ya habíamos comentado, se ha lanzado el live-action de Sono…