Mientras asistía a mis “clases recreacionales de japonés” con Elodia-sensei, la traductora de SUGOI (cuando almorzábamos juntos en la oficina) ella me explicaba que el tema de los nombres era todo un problema en Japón. Tan pero tan problemático que ella tenía un diccionario solo de lectura de nombres para aquellos que se resistían a la interpretación del kanji. De hecho, teníamos por norma que cada vez que nos embarcábamos en proyectos nuevos de traducción, debíamos contrastar los nombres de los personajes con dos o tres fuentes para saber que estábamos en lo correcto. Este problema se debe a que muchas veces un japonés escriben su nombre usando un kanji que significa, y se lee, de otra manera simplemente porque quiere darle “sentido” a su nombre. Japoneses, quien los entiende. Y en una de esas charlas, sensei me explicó que los japoneses tenían todos un “hanko”, que les ayudaba con la tarea de escribir sus nombres de una manera rápida y eficiente. Por ejemplo: te toca la puerta el repartidor de Amazon con tu nuevo DVD de anime. Y tienes que firmar el recibo así que coges el hanko (que suele estar cerca de la puerta) y simplemente sellas tu nombre en el recibo. De la misma manera si tienes que firmar un contrato o oficializar cualquier documento. Básicamente un hanko es un pequeño sello de caucho en una base de madera (tradicionalmente, hoy en día lo encuentras en una larga lista de materiales como plástico, mármol o cuernos de algún animal) con de uno a seis kanjis que se utiliza, básicamente, para dar tu consentimiento. Tradicionalmente lo haces con tu nombre, pero también puedes usar una frase que te represente. Y, ojo con esto, lo tienes que registrar en la municipalidad de tu ciudad para que sea legal usarlo. Y por supuesto que te tienes que hacer responsable de cuidarlo pues si alguien lo usa sin tu consentimiento sin duda que será tu responsabilidad lo que autoricen con él.
Los hanko aparecieron en Japón alrededor del 700 AD pero en ese entonces solo eran usados por las personas de alta cuna o autoridad. En cierta manera cumplían el mismo rol que los sellos de cera que se usaban en Europa para lacrar documentos. No fue hasta bien entrado el siglo 17 que los hanko se convirtieron en objetos que todo el mundo usaba como señal de consentimiento, pero curiosamente no fue hasta el siglo diecinueve que empezaron a usarse en ellos los nombres y apellidos de su poseedor, lo cual podía ser confuso cuando te topabas con un homónimo. Ahora bien ¿no es acaso mucho más fácil falsificar un hanko que una firma? pues si, la respuesta es si pero solo si lo vemos desde el punto de vista japonés entendemos el porque ellos prefieren el hanko: pongamos que eres un extranjero y abriste una cuenta en un banco y registraste tu firma. Ya que eres “gaijin” (extranjero) los del banco te dejaron hacerlo. Durante unos años has estado depositando en tu cuenta pero un buen día quieres retirar el dinero; pues bien, vas a tener serios problemas para retirar tu dinero si no consigues hacer una firma lo suficientemente parecida a la que registraste cuando abriste la cuenta. Y el cajero japonés va a ser el menos comprensivo del mundo al respecto de ese problema. Mientras que cualquier japonés usa su hanko, el cual se mantiene incólume a pesar del paso del tiempo, y como es una pieza de caucho, y no es perfecto, tiene sus propias características que lo diferencian y hacen que sea fácil compararlo con el registrado. Existen tres tipos de hanko, dependiendo de su uso y durabilidad. El primero es el mitomein, el hanko de uso diario para firmar recibos de paquetes, notificaciones y cosas del día a día. Son baratos de confeccionar o pre-fabricados y se gastan o pierden con relativa facilidad. Puedes ponerle casi cualquier cosa como dibujo, solo basta con que lo registres para que sea funcional. Luego tenemos el ginkoin; este de aquí está hecho de material más resistentes, y personalizado, y se lo usa principalmente para transacciones con bancos u otras entidades públicas, las cuales almacenan en sus archivos una imagen del sello para ser comparada luego. Y al final tenemos el jitsuin, el más importante y elaborado de todos, y que los japoneses usan para cosas como transacciones comerciales como compra de un auto o de una propiedad. La mayoría de los japoneses mantienen sus jitsuin bajo llave, o en cajas de seguridad en bancos, ya que se usan muy poco, son caros y se producen bajo una reglamentación estricta en cuanto a tamaño y materiales. De hecho las casas especializadas que los producen guardan una muestra del sello para poder reproducirlo exactamente en caso de que el original se pierda. Son confeccionados con certificados de calidad y seguridad, y cosas como la solicitud de copias es registrada en sus fichas.
La verdad necesito uno de esos para marcar mis libros, por ejemplo. Podría usar mi avatar de UnOsoRojo con mis iniciales, pienso yo. Ahora que me voy a hacer tarjetas voy a trabajar la idea.
Yo creo que en estos tiempos modernos es muy fácil crearte un hanko a tu medida. Aquí en Lima hay una galería de artes gráficas y te hacen sellos con diseño personalizado en jebe en minutos. Yo por ahí tengo uno muy curioso que me esposa compró en un templo en China, con lo que se supone es mi nombre escrito en caracteres chinos. Como en aquel entonces trabajaba en un empresa que entre sus gracias te exigía firmar los plotteres de impresión antes de imprimir nada, para hacerte respo0nsable, y luego «misteriosamente» se perdían los plotters o aparecían sin firma yo impuse la moda de usar mi hanko en chino, irrepetible e infalsificable. Recuerdo que lo tenia junto a mi «cuentahilos» en una bolsita de cuero con un tampón rojo. De esa manera yo exigía las cosas que no haba firmado sino estampado y ya nadie podía hacerse el co…do para ocultar su error mostrando un plotter sin firmar.