Justo ayer hablábamos de los shounen de combate puros, y hoy repetimos plato, aunque esta vez no es específicamente de combate, si que habrá acción a raudales y mucho combate. Basado en el muy exitoso manga de Naoya Matsumoto, con más de ocho millones de copias en circulación, tenemos aquí la típica historia del camino del héroe, saliendo desde el fracaso completo a convertirse en protagonista de su destino y del destino de muchos. Aunque esta vez debemos decir que como en otras oportunidades la cosa no es exactamente como lo había pensado. Sin duda esta serie, con un gran primer episodio, mucho respaldo a su manga y una animación impecable va para ganadora de esta temporada que inicia. Dice los que siguen su manga que mantiene todos sus puntos buenos todo el tiempo y va agregando elementos para mantener interesante (eso tampoco es común en estos días y en este género). Y es que claro, todos hemos querido alguna vez que algo ocurra que nos saque de nuestras aburridas vidas, en las que hemos renunciado a nuestros sueños, y de golpe nos convirtamos en aquello que deseábamos ser: (como dije) protagonistas. Tenemos entonces una historia que no es la gran cosa como historia, y que no nos sabe precisamente como muy «original» pero que está brillantemente ejecutada y engancha desde el primer segundo, planteando todos los elementos que desea utilizar con mucha rapidez y efectividad y haciéndola correr. Esto es algo que suena simple pero que pocas series logran. Menos en estos tiempos en que la gente tiene atrofiado el «circuito de recompensa» en el cerebro y no es capaz de mantener el trasero pegado al asiento más tiempo de lo que dura un Tok Tok. Ojalá que siga por esta línea y consiga extenderse todo lo necesario que tiene pinta de que hay mucho pan que rebanar con las premisas propuestas. A menos que sea nuestro prota el que termine rebanado.
De pequeño Kafka Hibino y su mejor amiga vieron como era destruido su pueblo por los «kaiju», gigantescos monstruos (si, como Godzilla) que atacan las ciudades sin razón aparente o sin saber de donde vienen. Dolidos por el incidente en el que muere la gata de su amiga, Kafka y ella se hacen la promesa de crecer y convertirse en parte del Cuerpo de Defensa, unida militar de élite que el gobierno japonés ha creado para darle batalla a los kaijus, para lo cual cuentan con armamento avanzando y tecnología de punta, y cuando ambos lleguen ahí juntos ver quien se convierte en el mejor soldado y erradicar a los kaiju para siempre. El tiempo pasa. Los kaiju siguen llegando. Y en la actualidad Kafka y su amiga han seguido caminos diferentes. El de Kafka lo ha llevado, tras fracasar en su ingreso al Cuerpo de Defensa, a formar parte del servicio «Monster Sweeper». Si, aquello que pasa después de la acción épica y las batallas valientes del Cuerpo de Defensa contra los kaiju. Si. Kafka y sus compañeros recogen y limpian los trozos de kaiju muerto que ocupan el el escenario de batalla. Y no es poco trabajo considerando el tamaño de esas bestias. Con 32 años, un trabajo estable, una vida con lo mínimo indispensable para ser cómoda (en los estándares japoneses, claro) Kafka siente que ya dio todo lo que puede dar. Que llegó a su techo. Y prefiere no pensar en su sueño truncado. Así lo manden a limpiar los intestinos de los kaiju, un trabajo que nadie quiere hacer. Y en eso estaba cuando le pasan dos cosas: a su unidad llega el joven Reno Ichikawa con exactamente el mismo sueño de Kafka y una actitud un tanto hosca peor muy convencido de que lo puede lograr. Y tras una lucha contra un kaiju durante sus labores ambos terminan en el hospital. Y allí e pasa la otra cosa al bueno de Kafka. Se le presenta un pequeño kaijuu volador, y tras afirmar que lo ha «encontrado» se le mete al cuerpo por la boca y le da la habilidad de convertirse en un kaiju. Más específicamente el #8 en ser visto ese año. Pero gracias al entusiasmo y compañía de Reno, Kafka ha decidido intentar entra, por última vez, al Cuerpo de Defensa por lo que debe cuidar que nadie descubra su «monstruoso secreto». Lo cual es un problema porque el gobierno japonés pone a una de las mejores y más despiadada capitán del Cuerpo de Defensa, Mina Ashiro, para encontrar a #8 y eliminarlo. Y Mina es…
[…] y pienso seguir viéndola a menos que se desinfle como lamentablemente me pasó con el anime de la taruka…